Hace ya medio siglo que en el Liceo comenzó la leyenda: el 7 de enero de 1962 Montserrat Caballé estrenaba en España la ópera de Richard Strauss «Arabella»; lo hacía en el teatro de su ciudad natal. Debutaba en el Gran Teatro convertida en una prometedora cantante, punto de partida de una de las relaciones teatro-artista más fructíferas de la historia. Esta noche el Liceo se viste de gala para rendirle el homenaje que se merece con un concierto extraordinario. «La verdad es que estoy muy nerviosa por las sorpresas que habrá», comentó Caballé a ABC. «Sé que algunos amigos muy queridos han querido estar presentes, pero también hay otros que desconozco y que serán una sorpresa para todos. Ahora quiero descansar porque mañana será un día de emociones: primero con la inauguración de la exposición que ha organizado el Liceo y después, por la noche, con el concierto».
Porque para esta celebración el Liceo no se ha limitado a proponer una velada musical más: este mediodía se inaugura en el foyer del Gran Teatro la exposición «Montserrat Caballé, 50 años en el Liceo», un recorrido a través de fotografías, programas de mano, paneles explicativos y vestidos de la soprano, además de la edición de un triple CD y de dos audiovisuales con fragmentos de distintas óperas protagonizadas por la soprano catalana.
«Han sido 50 años de una fidelidad única y extraordinaria», afirmó a ABC Joan Matabosch, director artístico del coliseo barcelonés. «Aunque ella prefiere evitar que se hable de homenaje, se trata de eso, de una fiesta en su honor». Caballé, en todo caso, reconoció encontrarse «muy ilusionada por todo esto y espero que el público disfrute con el concierto tanto como lo haré yo». A la Sinfónica y al Coro del Gran Teatro, bajo la dirección de José Collado, se unirán los nombres de José Carreras, Carlos Álvarez y Juan Pons, tres primeros espada que acompañarán a la legendaria Caballé, sin olvidar a su hija, la soprano Montserrat Martí, a la soprano María Gallego de Bros y a sus alumnos Pretty Yende (soprano), Ji Young Jo (soprano) y Nikolai Baskov (tenor). «Todos ellos salieron del concurso que lleva mi nombre y de las clases magistrales que voy haciendo, pero con algunos hemos trabajado en un plano más personal». Vamos, que se trata de «sus» alumnos. Respecto de la exposición, Caballé dijo sentir curiosidad, «porque no he visto nada del montaje. Les he dejado varios trajes, algunos con su respectiva corona, dependiendo de si se trataba de una reina... Mañana (hoy) veré qué se ha hecho», apuntó.
Para Matabosch, se trata de un acontecimiento completamente justificado: «No solo se trata de una de las cantantes más importantes de la historia, sino de una carrera estrechamente vinculada a este teatro; debutó aquí ya teniendo una carrera importante y desde 1962 ha estado ligada al Liceo en los momentos de su mayor gloria, cuando la solicitaban de todo el mundo. Ella jamás dejó de estar presente: lo ha estado en los momentos de mayor brillantez de la institución, pero también en los de mayor dificultad, como sucedía al final de los años setenta. Nos ha enseñado todo su repertorio, el de la “Donizetti renaissance”, el “verista”... Por eso creo que se tratará de un concierto muy emotivo, ya que escucharemos a muchos artistas consagrados que han compartido escenario con ella en tantas ocasiones».