1/6/2011 |
El barítono interpreta estos días el papel de Scarpia en la «Tosca» del Palau de Les Arts de Valencia.
Bryn Terfel, en un momento de «Tosca» A pesar de ser uno de los más brillantes bajo barítonos de la última década, a Bryn Terfel el estrellato no le ha alterado un ápice la campechana y risueña personalidad galesa en la que fue educado. Hijo de un granjero y una profesora de niños discapacitados, este cantante de 46 años llegó tarde al mundo de la ópera (a los 17 años no sabía todavía quién era Plácido Domingo), pero cuando lo hizo fue para dejar huella. Recién llegado de interpretar a Wotan en en una impactante producción de «Die Walküre» en el Metropolitan de Nueva York que ha acarreado a Robert Lepage tanto elogios como críticas furibundas, Terfel cambia el registro wagneriano por el verista de Puccini para ponerse en el papel de Scarpia en una nueva «Tosca» de Jean-Louis Grinda, dirigida por Zubin Mehta, que servirá para inaugurar el IV Festival del Mediterráneo del Palau de les Arts.
No es la primera vez que Terfel coincide con el director de escena monegasco. Ya trabajaron juntos en Montecarlo con motivo de un «Falstaff» de Verdi revestido de fábula infantil, que nada tiene que ver con el montaje de «Tosca» que se acaba de estrenar en Valencia, calificado por el propio barítono como «muy tradicional». «El trasfondo político, el vestuario, los personajes, componen un todo indivisible en esta obra», opina. A su personaje, el de un jefe de policía que encarna los ideales reaccionarios realistas frente a los liberales en la Italia de fines del XVIII, «hay poco que cambiarle». El cantante galés destaca especialmente la labor de la soprano Oksana Dyka como Tosca. «Cuando la vi en la Scala por primera vez supe que era una voz para el futuro. ¡Si yo fuera director de ópera la contrataría para todo, desde Lady Macbeth a Brünhilda!», exclama entusiasmado. También comparte escenario con ellos Marcelo Álvarez como Cavaradossi. «Todos fluimos con mucha naturalidad en escena, así que Grinda no ha tenido que hacer mucho trabajo», bromea.
Problemas de calendario
El estreno de «Tosca» supone un acontecimiento adicional para los melómanos españoles, ya que Terfel no suele prodigarse por España. «No hay otra razón que los problemas de calendario –explica el cantante a ABCD-. Mi agenda siempre se cierra con mucha antelación. Si eres pescador, te levantas pronto por la mañana para poder pescar, y en este momento en el Metropolitan hay muy buenos pescadores (ríe). Desde que debuté allí me han contratado prácticamente todos los años». Terfel insinúa sin embargo el comienzo de una larga relación con nuestro país. Además de su próximo debut operístico en el Teatro Real de Madrid, donde posiblemente cante «Falstaff», «he hablado con la intendente del Palau de les Arts, Helga Schmidt, para participar algún día en "Los maestros cantores de Nüremberg”. Espero que alguna vez saquen la energía para hacer una ópera de seis horas», apunta.
Debut en el Teatro Real
Sobre el director artístico del Real, Gerard Mortier, y su controvertida apuesta por producciones contemporáneas en detrimento de las de repertorio clásico, Terfel, de nuevo, solo tiene buenas palabras. «Creo que en el Real ya conocían cuál era la manera de hacer las cosas de Mortier cuando le contrataron. Ya se saben cómo eran sus temporadas en Bruselas, en Salzburgo y en Nueva York», apostilla el barítono. «No hay nada malo que pueda decir de él, porque Mortier es el hombre al que le debo mi carrera. Me escuchó cantando “La flauta mágica” de Mozart en Bruselas en 1991, y a partir de ahí me dio la llave de oro para los siguientes diez años. Cuando ya estaba en Salzburgo, me ofreció los papeles Fígaro, Leporello, Salomé… me incluyó en sus mayores éxitos. Volviendo al tema del Real, Mortier siempre querrá llevar a cabo cosas distintas, pero todos los directores artísticos lo están haciendo ya. Creo que los compositores contemporáneos traen nuevas audiencias, y aunque a veces este tipo de producciones separen las aguas del público como lo hiciera Moisés, en el fondo ayudan a generar nuevas olas de interés hacia la ópera».
MARTA MOREIRA
Abc