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La ópera se aprieta el cinturón

5/7/2010 |

 

Los recortes de Cultura para los tres próximos años (un 30% menos de dinero público) provocan grandes reajustes en los teatros líricos: subida de precios, menos producciones nuevas y títulos.

Se acabaron las vacas gordas. La crisis que acechaba al mundo de la cultura, y había provocado ya algunos recortes, ha caído inexorablemente sobre ella y promete quedarse hasta el año 2013. Así lo confirman los presupuestos del Ministerio de Cultura, que ya han anunciado la bajada de las subvenciones de manera paulatina durante los tres próximos años hasta alcanzar el 30% . Entre los afectados se encuentran los teatros de ópera, que uno tras otro han presentado durante las últimas semanas —calculadora en mano en algunos casos— sus temporadas, mermadas en títulos y actividades, cuando no con una subida del precio de las entradas. Después de tres décadas de expansión, toca apretarse el cinturón.

Ante los recortes anunciados, los teatros ajustan sus gastos y cada uno presenta su propia receta para sobrevivir a la crisis. El Liceo de Barcelona, que cuenta con un presupuesto de 54 millones de euros para la próxima temporada, ya tuvo que renunciar a las actividades paralelas esta temporada y anunció hace unos meses la desaparición de la Orquesta de la Academia del Liceo, debido al descenso de su presupuesto en seis millones de euros, entre subvenciones y mecenazgo. «No podemos mantenerla en solitario», se justificaba su director general, Joan Francesc Marco. Hace unos días se hacian públicos los recortes de Cultura al teatro barcelonés y al Teatro Real, medida que ha obligado al Liceo a posponer el cambio de las instalaciones audiovisuales, la ampliación del foso de la orquesta, así como a llevar a cabo un reajuste de los costes de personal, sin descartar la subida del precio de las entradas para la temporada 2011-12.
Quien ya ha tomado esta medida es el Teatro Real, que ha incrementado el precio de los abonos de la próxima temporada en un 5%. Su director general, Miguel Muñiz, es partidario de subir los precios «antes que de bajar la calidad artística» o reducir los títulos, más cuando el teatro madrileño se abre a una nueva etapa no carente de ambición, liderada por su nuevo fichaje, el belga Gérard Mortier. Aunque el Real, con un presupuesto en torno a los 53 millones de euros, también sufrirá los recortes de Cultura, sus ingresos de patrocinadores se han incrementado. Mientras Muñiz buscará el ahorro fomentando la productividad del personal y recortando los gastos internos del teatro; Mortier repondrá algunas producciones propias (como la «Tosca» de Nuria Espert) para poder destinar parte del presupuesto a sus proyectos más personales, como abrir su etapa al frente del Real con el Bolshoi en pleno y la ópera «Eugene Oneguin», de Chaikovski; una nueva producción de La Fura dels Baus de «Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny» de Weill, y el estreno en España —en la Caja Mágica— de la producción «San Francisco de Asis» de Messiaen, realizada por Mortier para la Triennal del Ruhr, que costará dos millones de euros traer a Madrid.

Menos títulos y caché
Más severos son los recortes que ha sufrido el Palau de les Arts de Valencia, que en dos años ha visto descender su presupuesto en nueve millones de euros, pasando de 32,5 millones a 23,5 millones de euros (la mayor parte procedentes de la Generalitat valenciana). «Y anuncian más recortes», se lamenta su intendente, Helga Schmidt. Descenso que se ha visto reflejado de manera drástica en la programación del año que viene, con cinco títulos, más dos dentro del Festival del Mediterráneo, frente a los once presentados en la primera temporada.

El gran proyecto operístico que echó a andar en 2006 contaba entonces con tres activos importantes: el edificio de Calatrava, y las batutas de Lorin Maazel, responsable de crear la que está considera hoy como la mejor orquesta de España —y la mejor pagada—, y Zubin Mehta. Activos que con el tiempo se han convertido en elementos voraces para el presupuesto del Palau de les Arts. El edificio, porque requiere al año de 4,5 millones de euros para su mantenimiento; un director, Maazel, que presume de ser el más caro del mundo; y una orquesta, que tras años de bonanza y mimo, deberá adaptarse ahora a los reajustes económicos.
Las consecuencias han sido claras: «Una temporada más corta, con menos títulos, en la que hemos sacrificado las nuevas producciones», explica Schmidt. El teatro valenciano por primera vez no inaugurará la temporada con una producción propia, y lo hará con «Aida», procedente del Covent Garden. Un repertorio popular es la propuesta de la intendente para sobrellevar esta temporada («L'elisir d'amore», en coproduccón con el Real; «Manon», en un montaje cedido por la ópera de Los Ángeles). Schmidt no oculta el dramatismo de la situación y lo que considera un trato discriminatorio por parte de Cultura en lo referente a las subvenciones: «1,2 millones frente a los 18 que dan al Real, y los 14 al Liceo. Necesitamos desesperadamente dinero, no hay liquidez, por eso necesito la ayuda de Cultura», reclama.

Otros teatros más pequeños ven con mayor vértigo la retirada de dinero público. Muy comentado fue el tijeretazo del Ayuntamiento de Sevilla al Teatro de la Maestranza, que contará la próxima temporada con 4 millones de euros, un 18% menos que el año anterior. Mientras que la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla sufrirá un recorte del 20%. Esto se traducirá en el descenso de número de funciones: 88 frente a las 129 de este año, esto es, un 32% menos. Con algunos títulos muy populares, el Maestranza no ha renunciado a sus propios retos, aunque de una manera más humilde pues en lugar de invertir en una nueva producción de la Tetralogía wagneriana, ha optado por alquilar la realizada por La Fura dels Baus para el Palau de les Arts de Valencia.

Por su parte, la Ópera de Oviedo contará con 3,8 millones de euros, un 7,4% menos que este año. El recorte ha supuesto prescindir de las actividades paralelas y cambiar algunos títulos, como «Lohengrin» para reponer una producción propia, «Tristán». El último en anunciar sus recortes ha sido el Teatro de la Zarzuela, cuyo director artístico, Luis Olmos, anunció el miércoles la reducción de un 12% el primer año hasta alcanzar el 36% en 2013. El presupuesto que baraja el teatro madrileño actualmente ronda los 5.4 millones de euros. Entre las medidas de ajuste se encuentran las de no cubrir las plazas vacantes y bajar el caché de los artistas, «y quien no lo haga no podrá cantar aquí», subrayó.

¿Colaboración o rivalidad?
Cuando la crisis aprieta es preciso buscar fórmulas de colaboración entre las temporadas de ópera para sumar esfuerzos y reducir gastos. Este es uno de los objetivos planteador por la asociación Ópera XXI, que se reúne regularmente para compartir proyectos. Sin embargo, son pocos los que surgen excepto «algún espectáculo para niños». Es cierto que se trata el tema de las coproducciones y la coordinación de temporadas, «pero se hace en los pasillos», apuntan algunos de los que han participado en estos encuentros. Aunque todos los teatros presumen de mantener excelentes relaciones, parece latir entre ellos cierta rivalidad, respaldada por el deseo de mantener su propia línea artística o política. El resultado: demasiados títulos que se repiten en la misma temporada con distintas producciones, por no hablar de los montajes que se destruyen y que son encargados poco después a otros directores.

SUSANA GAVIÑA
Abc

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