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Enquesta

Tras el concierto, el CD

20/5/2010 |

 

L'Auditori estudia grabar los conciertos y vender el disco a la salida para obtener recursos extra en tiempos de recortes.

El mejor momento para vender un disco es, posiblemente, a la salida de un concierto. Bajo esta intuición, L'Auditori medita grabar los conciertos que celebre en su sede barcelonesa y, a la salida, vender el CD. La sala cuenta con la tecnología necesaria y debería tan sólo dotarse de un sistema para multiplicar las copias durante –digamos– los aplausos, según explicó ayer el director de la entidad, Joan Oller, durante una comida conferencia organizada por el Ateneu Barcelonès.

El Palau registra superávit en el último ejercicio

El Consorci del Palau de la Música presentó ayer los datos referentes al ejercicio 2009, en el que la institución registró un superávit de más de un millón de euros. Además, en la reunión celebrada en el Palau de la Generalitat, se dio a conocer el presupuesto para 2010, que se reduce un 19,28% respecto al ejercicio anterior y se fija en 6.009.801,40 euros. La disminución se debe a la reducción de gastos de personal y de obras en el Palau.

El sistema, que funciona ya en Alemania, se aprovecharía de la emoción que genera todo directo. Con el añadido de retener en formato digital el placer vivido. Es una de las fórmulas que analiza en la actualidad la dirección de L'Auditori como vía atípica de ingresos ahora que los típicos, esto es, la financiación pública y los patrocinios, están en regresión. "La venta de entradas es la única fuente de ingresos que no ha bajado", explicó Oller.

El directivo bromeó que un equipamiento musical, a diferencia de un cine, no puede abrir una vía de nuevos ingresos vendiendo palomitas, bebidas o chocolates, pero sí grabaciones. Ante los recortes anunciados la semana pasada por el presidente del Gobierno, los equipamientos con financiación pública temen un ajuste de fondos, a sumar a los de los últimos ejercicios. Para Oller, una de las claves para sobrellevar la actual coyuntura es "rentabilizar las quinientas mil personas que pasan cada año por L'Auditori". A eso habrá que sumar "un recorte" en el número de conciertos, concentrando la asistencia en menos días, y "una apuesta por las coproducciones".

En su intervención, Oller hizo balance a los diez años de existencia de L'Auditori, justificando –todavía– por qué era necesario un equipamiento de estas dimensiones y características. De entrada, ni Liceu ni Palau de la Música han perdido público, porque "la oferta bien gestionada genera su propia demanda", argumentó. Respecto a la presunta mala acústica de la sala, su director reveló que hay tres estudios realizados "y los tres ofrecen conclusiones distintas". Las encuestas internas señalan que "el 95% del público la aprueba", dijo.

Parafraseando al escritor Alessandro Baricco, que en Los bárbaros habla de la invasión sutil de la sinrazón, alertó contra la "apropiación de la idea de cultura por parte del mercado del entretenimiento". "Debemos luchar contra los bárbaros que quieren hacer de la cultura sólo entretenimiento", espetó.

IGNACIO OROVIO
El País