14/2/2009 |
Los próximos días 19, 20 y 21 de febrero, Riccardo Chailly dirigirá en el Auditorio Nacional de Música de Madrid y el Palau de la Música de Valencia la tricentenaria Gewandhaus de Leipzig. El Cultural ha hablado con el director italiano de las alternativas musicales a la crisis.
En el Festival de Salzburgo de 1986, Karajan reconoció que Riccardo Chailly (Milán, 1959) apuntaba maneras suficientes como para ser considerado, más pronto que tarde, un digno candidato a la gerencia de la Gewandhaus. Ese momento llegó en 2005. Con el conjunto sajón, Chailly acudirá la semana que viene al Auditorio Nacional de Madrid -en programa, junto a Lang Lang, homenaje a Nebot y Mendelssohn- y al Palau de la Música de Valencia.
-Se celebran los 200 años del nacimiento de Mendelssohn y parece que a muchos se les ha pasado por alto la fecha. Algo impensable con Handel o Mozart.
-Más bien todo lo contrario. El bicentenario de Mendelssohn es especialmente importante. Nos permite seguir indagando en su universo, seguir descubriendo su repertorio. En Madrid tendré el privilegio de dirigir la Sinfonía Escocesa, en versión de Londres, que incluye 97 compases inéditos.
-Redescubrimientos que viven muchas veces del impulso discográfico.
-Precisamente, hace dos semanas grabamos, junto a la Gewandhaus y Roberto Prosseda,Mendelssohn Discovery (Decca), que incluye el Tercer concierto para piano, con una nueva orquestación de Marcello Bufalini y las desconocidas Cantata Humboldt y Sinfonía nº 3. De ahí el título.
-¿Qué queda de los 11 años de Mendelssohn al frente de la Gewandhaus?
-Con su llegada, la figura del director de orquesta se convirtió en algo verdaderamente contemporáneo, lo que hoy se entiende como director moderno. Dirigió como nadie lo había hecho hasta el momento. Robert Schumann relata en sus artículos el memorable ciclo completo de las sinfonías de Beethoven. Fue un verdadero revolucionario de los programas musicales de Leipzig, donde se estrenaron la Sinfonía nº1 de Schumann y la nº 8 de Schubert.
-Usted lideró la Concertgebouw durante 15 años. Hoy en día es poco habitual tanta dedicación a una misma orquesta.
-La dedicación es clave. Le permite a uno conciliar adecuadamente la tradición con la música contemporánea. Y el conjunto gana en personalidad.
-Pero también las orquestas necesitan volar, despegarse de las ataduras de una misma personalidad. ¿Así ha ocurrido con la Giuseppe Verdi?
-Creo que sí. Con ella viví grandes momentos. Ahora ya tiene fuerza suficiente, el sonido propio que toda orquesta necesita.
-¿Y a qué suena hoy su Gewandhaus?
-Su sonido nace en el fondo oscuro de las cuerdas y va adentrándose en los metales y las maderas. Su gran baza es la homogeneidad.
-¿Qué tiene Sajonia, además de siglos de tradición, para que todo suene tan bien allí?
-Hay, entre los músicos, un gran sentimiento de orgullo colectivo por pertenecer a una orquesta secular.
-Nada que ver con los ánimos de algunos teatros europeos.
-La situación de Leipzig es la gran excepción. Desde hace siglos la cultura musical ha sido la carta de presentación de la ciudad. En el resto del mundo, la crisis está haciendo estragos. Por eso es ahora cuando se tienen que cuidar más las programaciones, decidir qué es lo verdaderamente necesario.
-¿Por qué asusta tanto el regiteatro actual?
-Su peligro radica en que la escena llegue a imponerse sobre la música. Pero he tenido buenísimas experiencias escénicas con Nikolaus Lehnhoff o Willy Decker, entre otros.
-La Gewandhaus cuenta con 185 integrantes. Lo que bien podría haberse traducido en cierta rigidez ha resultado ser todo lo contrario.
-Necesitamos ese número para cubrir los compromisos de la Gewandhaus, que cada semana se divide en varias orquestas para el repertorio barroco, romántico, operístico, sinfónico... Es un conjunto muy versátil.
-¿Cuándo sabe uno que su tiempo al frente de una formación ha tocado a su fin?
-Cuando no se siente más la llama en el trabajo diario con los músicos. Eso se nota.
-En esta época en que los ministros rompen por sms, ¿qué opinión le merecen iniciativas como la Orquesta YouTube?
-Conozco poco el proyecto. Ahora bien, todo lo que consiga acercar público a la música es bienvenido, siempre que haya coherencia entre tradición y modernidad.
-¿ Y cuál es la fórmula?
-La adecuada combinación de los programas. Conseguir que todo fluya.
Benjamín G-ROSADO
El Cultural