Karlheinz Stockhausen: «El pensamiento musical debe relacionarse con lo que sucede en el mundo»
4/1/2003 |
El próximo martes comienza el XIX Festival de Música de Canarias. Uno de los grandes acontecimientos de esta edición será sin duda el estreno de Hoch-Zeiten, quinta escena de la ópera Domingo de luz, del compositor alemán Karlheinz Stockhausen
Los numerosos especialistas en el músico alemán Karlheinz Stockhausen (Mödrath, 1928) coinciden a la hora de enjuiciar los tres centenares de obras (cincuenta composiciones para orquesta –algunas de ellas con coros–; 160 para música electrónica y el resto para instrumentos solistas), que ha firmado en el último medio siglo como uno de los creadores más plurales, después de haber tomado los caminos más comprometidos de la música para, sirviéndole de punto de partida, buscar desde ellos sus propias sendas experimentales, como el serialismo, la aleatoriedad o la música espacial. A su apartado de música escénica se adscribe Licht (Luz), la mayor saga operística conocida hasta la fecha. A la última jornada de Licht pertenece la obra que estos días se ha programado con carácter de estreno mundial en Las Palmas, dentro del Festival de Música de Canarias, del que partió el encargo para la ocasión.
–La luz, que abarca conceptualmente su ciclo operístico, ¿qué significa para usted?
–Millones de cosas que tienen que ver con el mundo espiritual. En el sistema solar, todos los planetas y las estrellas reflejan la luz y la difunden al resto del Universo. A los astros, a las lunas...
–¿Una luz que, por extensión, procedería de Dios, o de los dioses por mantenernos al margen de una religión?
–¿Por qué a los dioses? Yo soy una persona muy religiosa. Soy un Crist, un cristiano convencido.
–Dada esa circunstancia, se entendería a la perfección con Messiaen, a quien conoció hace cincuenta años. ¿Fue importante aquel encuentro para su vida y para su obra?
–Fue importante en lo que respecta a la música. No en lo relativo a la religión. Yo respeto su religiosidad, él era católico. Pero Messiaen ha sido para mí el mejor ejemplo a la hora de escribir música destinada a DIOS, con mayúsculas.
–Aparte de él, ¿qué compositor o movimiento musical destacaría, desde Schoenberg hasta hoy pasando por todas las vanguardias y avantgardes?
–A todos y cada uno. Un compositor debería evitar hacer juicios valorativos de aquellos que trabajan en su propia actividad. Todos mis colegas son importantes para mí por el simple hecho de haber elegido esa profesión.
–No hace mucho se conocía una obra suya para cuarteto de cuerda y helicópteros. ¿Cualquier experiencia vital puede traducirse a música?
–Los compositores deberíamos poner en relación nuestro pensamiento musical con todo aquello que sucede en el mundo en el que nos movemos; no en relación con hechos de ficción.
–San Juan se refiere a «la música callada; la soledad sonora». ¿Hay música en el silencio?
–Todos los que nos movemos en el entorno de la creación a veces evocamos la música desde el más absoluto de los silencios.
–Tras proclamar ideas como mutabilidad y aleatoriedad, ¿suena igual su música cuando la dirigen otros?
–Después de haber materializado una gran parte de mis obras desde el punto de vista del intéprete, lo que más me puede satisfacer es que los demás artistas las defiendan de un modo aún más perfecto y con resultados más bellos de los que yo he conseguido extraer a mis partituras.
–Licht, la obra a la que ha dedicado una tercera parte de su vida, ¿la considera su ópera magna?
–En realidad, no, porque no quiero utilizar el término de «magno». ¿Por qué ópera magna? ¿Porque entre las siete partes son casi treinta horas de música? Para mí el concepto magno tiene más significados que igualmente podrían aplicarse a algunas otras de mis composciones, por lo que en un momento pudieron suponer.
–¿Se refiere a obras como Gruppen, escrita para tres orquestas?
–Por ejemplo. Y lo mismo podría decir de otras composiciones pensadas para distintos números de grupos orquestales. Sería una lista grande en la que cabrían todas aquellas obras en las cuales se ha introducido algún descubrimento en la historia de la música.
–Incluyendo elementos paramusicales, como las proyecciones.
–Una prueba de ello es El canto del adolescente, que fue mi primera obra con proyecciones simultáneas, en la que recurría a una síntesis de mi música electrónica, con el público rodeando a los músicos. O la idea de música espacial, en la que diversos conjuntos orquestales en distintos espacios interpretan sus respectivas partituras en diferentes tempi. A este grupo podría añadir Carré, que titulé así, en francés, con cuatro orquestas y cuatro coros inmersos en mitad del público. Y así sucesivamente hasta llegar a las grandes obras cósmicas contando hasta con ocho orquestas. Algo que empezó con Sirius u Oktophonie, con la idea de la música vertical, con el conjunto interpretando a una altura de doce metros, desplazándose vertical y diagonalmente en el espacio.
–Con el acto de Domingo de Luz, encargo del Festival de Canarias, que ahora se estrena ¿da por cerrado el ciclo?
–No. A pesar de que Hoch-zeiten es la última escena de Domingo de Luz, la tercera, que llevará por título Licht-Bilder (Cuadros de Luz) no está aún concluida. Estoy trabajando sobre ella en este momento, pero aún nadie me la ha encargado. Así que si alguien está interesado en solicitármela...
–De las siete óperas, ¿cuántas esperan su estreno como obra cerrada?
–Aparte de ésta que, como ya digo, aún no está terminada, Miércoles de Luz está aún pendiente de su première escénica.
–Este año, que coincide con sus bodas de platino con la vida, lo empieza estrenando una obra cuyo título se ha traducido como Bodas.
–En realidad, referirse a Hoch-Zeiten por el término Boda no me complace. Es una mala traducción del alemán, que no coincide con la idea que yo quería darle. En mi idioma, esa palabra separada por un guión, significa también Momentos importantes. Claro que también lo es el matrimonio de un hombre y una mujer, pero en el caso de mi obra, la idea va por otro camino. El sentido es más espiritual. En este caso, que se debe interpretar por el hecho de estar escrita para cinco idiomas distintos, vendría a ser algo así como el maridaje de cinco culturas. Ésa es la idea, que se encargan de materializar por su parte las cinco orquestas y otros tantos coros que interpretan los textos en las distintas lenguas en cinco grupos tímbricos totalmente distintos y se combinan con las orquestas para acabar sintetizándose.
–¿Está concebida globalmente en forma coral?
–No, también hay dúos, seis en total, y un trío, que sería la unión entre los distintos estilos. Es el único matiz de matrimonio que, con cierta distancia, podría tener la obra, que se interpreta en los diferentes tempi simultáneamente. Todos se mezclan, juntos, y a la vez separadamente. En resumen, es a un mismo tiempo, la idea de la separación y de la unificación.
–Dice la Biblia que Dios, al llegar el domingo, descansó. Al cumplir los 75 años, ¿va a echar el alto o a emprender un nuevo camino?
–En alguna ocasión he comentado mi interés para, tras mi obra Sirius, que tiene como estructura las estaciones del año, y Licht, en torno a la semana, querría comenzar a escribir música para las 24 horas del día. Pero mejor que adelantar acontecimientos, me limitaría a decir: espere y escuche.
–Una boda suele poner el punto final feliz a una historia.
–En lo que a mí respecta, no he contemplado para esta parte en ningún momento el concepto de feliz o infeliz. Para mí es simplemente música. Lo único que puedo decir respecto a eso es que, en el tiempo que los coros llevan ensayando, tienen un excelente humor. Parece que les gusta y se sienten felices.
–Tan feliz como usted, después de aclararse aquellas palabras que se le atribuyeron, en las que calificaba lo ocurrido el 11 de Septiembre de 2001 como una «obra de arte».
–Afortunadamente sí. Aquello no fue más que un malentendido. Un comentario estúpido a algo que yo dije, pero finalmente podemos decir que aquello ya es una anécdota superada, y en este momento mi relación con Estados Unidos es tan feliz como la de los coros entre ellos.
Juan Antonio Llorente
Abc