24/5/2008 |
'Turandot' abre el sábado 24 el I Festival del Mediterráneo.
Con la luz como elemento transformador acoge el Palau de les Arts de Valencia la primera edición del Festival del Mediterráneo, una cita que abrirá sus puertas el sábado hasta el 1 de julio. Entre sus platos fuertes, Turandot en el 150 aniversario de Puccini, y Siegfried, un sofisticado y atrevido montaje de La Fura dels Baus.
Entre mayo y julio se desarrollará en el Palau de les Arts de Valencia el llamado Festival del Mediterráneo, que alberga sustanciosas ofertas, no todas, claro, de la misma altura. Las propuestas no mantienen un equilibrio idóneo y las cosas importantes oscurecen, como es normal, las de menor calado. La parte que recibe los mayores dineros es la ópera, presidida por dos títulos taquilleros, sobre los que gira la muestra.
Sin duda, el certamen comienza a lo grande, este próximo sábado, con una nueva producción de Turandot, en un año en el que se está festejando el 150 aniversario del nacimiento de Puccini. Se ha querido contar con mimbres en teoría de excepción. En lo musical, como impulsor de la brillante y coloreada, apasionada y contundente partitura, preside Zubin Mehta, uno de los artífices en el levantamiento del costoso proyecto valenciano; director que posee la medida adecuada de estos pentagramas, que ha grabado a satisfacción. Una de las voces de moda, la tan spinto y consistente de la rusa Maria Guleghina, voluminosa, extensa, dotada de buen metal, en la parte de la princesa de hielo, que quizá cante por primera vez aquí. A su lado, un tenor en origen lírico que a priori parece un poco feble para las robusteces y las frecuentes notas estentóreas de Calaf; pero es artista de casta, Marcello Giordani. Esperemos que en esta ocasión no cancele. Liù será la griega Alexia Vulgarodouv. La escena tiene apellidos chinos, empezando por el director Chen Kaige, importante cineasta, algunas de cuyas películas, como Adiós a mi concubina, se proyectan en paralelo.
Nuevos retos ante Wagner
Pero sin duda el listón más alto, considerando los antecedentes, lo marca Siegfried, segunda jornada de El anillo del nibelungo de Wagner. Tras los triunfales El oro del Rin y La walkiria de la pasada temporada, La Fura dels Baus no lo tiene fácil para mantener un nivel semejante. Es complicado encontrar de forma tan clara el camino para la fusión música-escena. Los juegos psicológicos de esta tercera ópera de la Tetralogía y su lírico final plantean evidentemente nuevos retos a la fantasía de Carles Padrissa, que volverá a recurrir a los multi-media y a las imágenes proyectadas. El equipo vocal flaquea un tanto en nuestra opinión. Juha Uusitalo, por mucho que el año pasado cantara decorosamente Wotan, no posee la entidad dramática, de barítono heroico, requerida también para el Viandante. Ni Franz-Josef Kapellmann cuenta con el timbre oscuro y recio que pide Alberich. Es perfecto, sin embargo, Gerhard Siegel, uno de los mejores Mimes de la actualidad. Jennifer Wilson, por su parte, puede volver a ser una digna Brünnhilde, no mucho más. Siegfried será encarnado por Leonid Zakhozhaev, que se hizo cierto nombre hace unos meses en el Anillo que paseara Gergiev por diversas plazas de Europa y América. Es lo que da hoy de sí la cuerda de Heldentenor. La batuta de Mehta, que ya revelara su disposición en las dos primeras obras del ciclo, que viene del Maggio Musicale Fiorentino, gobernará el timón.
Hay un pequeño apartado dedicado a la zarzuela que presenta una nueva producción de La corte del faraón de Lleó, una astracanada musical vista en este caso por Francisco Negrín e impulsada desde el foso por Enrique García Asensio. La gentil Soledad Cardoso, la veterana Linda Mirabal y la refrescante Maite Alberola son, no hay duda, tres excelentes cantantes para dar vida a Lota, la Reina y Raquel, como representantes de un reparto español de garantías. En la sección danza se han programado actuaciones de la Compañía Nacional, con la ya conocida coreografía de Duato Multiplicidad.
De Bach a Rolan Petit y Acosta
Formas de silencio y vacío sobre música de Bach, y de miembros del ballet de Rolan Petit, que exhiben diversos montajes de su titular. Además, se anuncia una gala encabezada por Carlos Acosta. Ignoramos si estas sesiones se hacen con orquesta en vivo o enlatada. De interés es, dentro de la parcela concertística, la programación de Philistaei a Jonatha dispersi, al parecer único oratorio de Martín y Soler, que ha sido recuperado por el musicólogo Leonardo Waismann. Buenos cantantes, como Ruth Rosique, Silvia Tro Santafé o Marina Rodríguez-Cusí, las dos últimas de la tierra. Ottavio Dantone dirigirá el Coro Amalthea y la Academia Bizantina. Todos inauguran la nueva sala que recibe el nombre del compositor valenciano, que estará también, junto a Mozart, y con la participación del magnífico contratenor Bejun Mehta, en un concierto de su homónimo y pariente Zubin Mehta y la Orquesta de la Comunidad. El grupo de cámara de este conjunto toca asimismo, bajo la batuta de Kynan Johns, obras de Takemitsu, Wagner (Idilio de Sigfrido) y Mahler (Canción de la tierra versión de Schönberg). Una sesión que recibe el poético título de Luces de la naturaleza. En las demás convocatorias de esta serie hay otros lemas, quizá menos afortunados: ‘Fluorescencia del olvido para el concierto del oratorio’; ‘Claroscuros sobre cuerdas para una sesión del violinista Sergéi Jachatrian’. Todo ello se complementa con otras actividades. Junto a la cinematográfica, de la que ya hemos hablado, figuran las desarrolladas a lo largo de diversas mesas y conferencias sobre distintos aspectos del festival, a cargo de especialistas como Pérez de Arteaga, García Alcalde, García del Busto, Almazán o Andreu. Pedro Lavirgen disertará en torno a Pavarotti. Y se abrirá una exposición, Luces de oriente, de la que es comisaria Lourdes Jiménez.
Javier REVERTE
El Cultural