La vida de Gilbert Kaplan, millonario y director... de una sola sinfonía
12/10/2003 |
Acaba de publicarse una nueva grabación de la Segunda Sinfonía de Mahler (Universal), la primera que utiliza la nueva edición de la partitura. Al frente de la Filarmónica de Viena está Gilbert Kaplan, un diletante millonario que lleva buena parte de su vida dedicado en cuerpo y alma a esta sinfonía
Gilbert Kaplan escuchó la «Segunda Sinfonía, Resurrección» de Mahler en 1965 en el Carnegie Hall de Nueva York, con la Orquesta Sinfónica Americana dirigida por Leopold Stokowski. Tenía 23 años y ese día empezó su obsesión por esta pieza. «La mejor explicación que puedo ofrecer -ha dicho- es que yo entré en la sala siendo una persona y salí de ella siendo otra distinta. Fue un amor a primera vista».
Pasaron dos años. Kaplan fundó la revista «Institutional Investor», que empezó con una modesta tirada de 18.000 ejemplares en EE.UU., pero que al poco tiempo logró expandirse hasta los 150.000 ejemplares en 140 países. Recibió numerosos premios -entre ellos el prestigioso National Magazine Award, que no había logrado nunca una publicación económica- y el negocio subió como la espuma.
Pero Kaplan seguía obsesionado con Mahler y con su «Segunda Sinfonía». En 1980 entró en el Patronato del Carnegie Hall y dos años después, con motivo de la celebración del XV aniversario de su revista, alquiló el Avery Fisher Hall del Lincoln Center neoyorquino -la sala donde habitualmente toca la Orquesta Filarmónica de Nueva York-, para ofrecer un concierto que incluía, naturalmente, la Segunda Sinfonía de Mahler. La sorpresa estuvo en el podio; fue el propio Gilbert Kaplan quien dirigió a la Orquesta Sinfónica Americana, la misma que le despertó su obsesión por el compositor vienés. Llevaba un año recibiendo clases de dirección de orquesta y estudiando la obra, una de las más densas del repertorio sinfónico. Y aunque los críticos acudieron a la cita con lógico recelo, alguno de ellos salió del concierto totalmente entusiasmado. El crítico del «Daily News» calificó la velada como uno de los diez mayores acontecimientos musicales del año y la versión de Kaplan como «una de las mejores interpretaciones que jamás había oído».
Totalmente consagrado a Mahler
No debía de estar demasiado equivocado, porque pronto recibió una invitación de la propia orquesta para que dirigiera la Segunda Sinfonía en el Carnegie Hall. Poco después, en 1984, vendió su revista a un grupo editorial por 72 millones de dólares y empezó a consagrar su vida a Mahler y su Segunda Sinfonía. Compró la partitura original y la publicó, a través de la Fundación Kaplan, en facsímil.
Su carrera dio un vuelco completo después de grabar la obra con la Orquesta Sinfónica de Londres. No sólo obtuvo el respaldo de la crítica a su versión -el «New York Times» la incluyó entre los discos del año- sino que logró unas ventas inéditas hasta entonces: 175.000 copias, una cifra que jamás había conseguido ninguna grabación de Mahler.
El disco sirvió para que Kaplan lograra el respeto de los profesionales y se convirtiera en objeto de deseo por parte de las orquestas. El ex editor es desde entonces probablemente el director aficionado con mayor actividad en todo el mundo. Su carrera musical se reduce a una sola obra, pero la ha dirigido con algunas de las formaciones más prestigiosas del mundo y en las salas de concierto más importantes. La lista es demoledora: Filarmónica de Los Ángeles, Sinfónica de Praga, Sinfónica de Melbourne, Scala de Milán, Orquesta de La Haya, Sinfónica Nacional China, Kirov, Philharmonia Orchestra, Nacional de Rusia, Ópera del Estado de Baviera, Filarmónica de Israel, Deutsche Oper de Berlín, NDR de Hamburgo, Filarmónica de Oslo, Sinfónica de Pittsburgh, Orquesta Hallé... En 1996 se convirtió en el primer «amateur» invitado a participar en el Festival de Salzburgo. También ha visitado España. En 1997 dirigió a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en el teatro de la Maestranza. «Para mi cada interpretación -dijo a ABC con motivo de aquel concierto- es cuestión de vida o muerte». Su dedicación a Mahler se ha traducido también en la publicación de una biografía y en la creación de una serie de programas de radio.
Gilbert Kaplan puso en marcha en el año 2000 su por ahora último proyecto: la publicación de una nueva edición crítica de la partitura, en la que ha participado él mismo, y que es la que ha grabado con la Filarmónica de Viena.
A Kaplan sólo se le conoce una infidelidad a la «Segunda Sinfonía»: la grabación, hace algo más de diez años, del «Adagietto» de la «Quinta Sinfonía». Y es que ya lo dijo otro millonario: nadie es perfecto.
Julio Bravo
Abc