25/3/2007 |
Pocos artistas han alcanzado el estrellato como el pianista chico Lang Lang. Este veinteañero se ha convertido en un símbolo de lo que puede ofrecer la China reconvertida al capitalismo en el terreno de la música. Niño prodigio –a los 13 años tocaba los Estudios de Chopin en el Beijing Concert Hall–, su carrera ha sido meteórica. Los periódicos norteamericanos se deslumbraban ante lo que consideraron el más deslumbrante talento del teclado descubierto en muchos años. Lo mismo sucedía en la mayoría de los grandes auditorios. No es de extrañar que haya sido llamado para celebrar musicalmente la cumbre entre el presidente chino Hu Jintao y el ruso Vladimir Putin, aunque, previamente, se dejará caer el miércoles en el Palau de Barcelona y el jueves, en el Maestranza de Sevilla, con un programa que incluye Goyescas de Granados.
El Cultural