17/3/2007 |
Si hay una obra que simboliza el alma rusa, con sus virtudes y sus vicios, la religión y la superstición, ésa es Jovanchina de Modest Mussorgski (1839-1881), perteneciente al conocido como “Grupo de los Cinco” –junto a Nikolai Rimski-Korsakov, Alexander Borodin, Mijail Balakirev y Cesar Cui– que aportaron una nueva visión a la creación de su país, enraizada en la segunda mitad del siglo XIX. Estrenada en el Teatro Kononov de San Petersburgo el 21 de febrero de 1886, es con Boris Godunov la otra gran obra maestra escénica de Mussorgski, y, al igual que ésta, también fue terminada y orquestada por Nikolai Rimski-Korsakov, quien eliminó una buena parte de la sugerente aspereza y rugosidad de la música. Jovanchina es una compleja y densa partitura, inspirada en las crónicas de los “cismáticos” o antiguos creyentes, sobre la lucha por el poder entre los partidarios de la vieja y la nueva Rusia, en una época muy convulsa, marcada por el levantamiento en 1682 de los strelitsi, defensores del poder de los boyardos que no fue concluida por su autor. El director musical del teatro, Kent Nagano, se pondrá al frente de esta nueva producción de la Ópera Estatal de Baviera que se estrena el domingo. Nagano, que reemplaza a Zubin Mehta, tiene en esta obra su mayor reto ahora que acaba de tomar las riendas de uno de los mayores centros líricos europeos. El propio Nagano (en la imagen) señala que se ha elegido esta ópera, “porque no se representa en Múnich desde hace cincuenta años” y se ha decantado por la versión de Shostakovich, habitualmente utilizada en muchos coliseos porque recupera, en parte, las “asperezas” de la partitura original. Cuenta con la garantía de Dmitri Cherniakov, uno de los nombres más destacados del nuevo teatro ruso y que, como señala Nagano “acude a Múnich tras sus éxitos en Moscú y San Petersburgo y después de su debut alemán en la Staatsoper de Berlín”. El responsable del coro, tan importante es, por cierto, el argentino Andrés Máspero. El personaje de Marfa, uno de los más ricos y atractivos del repertorio eslavo, con su permanente debate entre el despecho amoroso y el fanatismo religioso, estará encarnado por la estupenda mezzo alemana Doris Soffel, el ascendente tenor Klaus Florian Vogt será su antigo amante, Andrei Jovanski, mientras que dos veteranos bajos de pedigrí, el georgiano Paata Burchuladze y el ucraniano Anatoli Kotscherga, darán vida a los dos jefes de las facciones, el boyardo Iván Jovanski y el viejo creyente Dosifei.
Rafael BANÚS
El Cultural