Valses, danzas y sensibilidad
23/12/2002 |
El joven director Manuel Valdivieso presentó en este programa de Navidad una atractiva selección de danzas y valses que, si dejamos de lado su final ritual con los agregados de costumbre, las palmas marciales y los chistes de rigor, se puede calificar de inteligente y sensible. Quizás el orden de las piezas hizo que la conexión con el público llegase hacia la mitad del concierto con el Galop “Los comediantes”, de Kavalevsky, que quizá debía de haber abierto el fuego. Previamente se escucharon las “Danzas rumanas”, de Bartok, y la suite n.º 1 de “La arlesiana”, de Bizet, una obra deliciosa en la línea del melodrama de la que Valdivieso hizo una versión romántica muy atractiva, con buen trabajo en el fraseo y los acentos y dejando que la música hablase por sí.
La obra de Bartok en cambio no llegó a alcanzar la tensión que exige, aunque fue interpretada con buen trabajo. Después del celebrado Galop llegó ese ejemplo genial del cubismo en música que es “Circus Polka”, de Stravinski, bien comprendida por director y orquesta.
La segunda parte, dedicada a Johan y Joseph Strauss culminó con el conocido vals del primero, “Sangre vienesa”, una pieza que exige un tratamiento muy sensible de los diferentes grupos instrumentales, que Valdivieso propuso con elegancia, aunque la respuesta no alcanzó la notoriedad que se espera de música tan conocida. El resto de los valses y polcas que se interpretaron mostraron una coherencia de sonido y buena musicalidad, y sobre todo un acercamiento conceptual que nunca exageró los volúmenes sonoros, expresando matices, buen trabajo de las frases, el ritmo y el carácter envolvente de estas formas que tan buen eco tienen en el público. Es sin duda una música muy bien escrita y el ejercicio de su interpretación plantea dificultades que fueron bien resueltas por la orquesta, que disfruta de un buen momento.
Jorge de Persia
La Vanguardia