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Bayreuth apuesta por el futuro con un órdago vanguardista

31/7/2003 |

 

Wolfgang Wagner quiere asegurar a Bayreuth su posición puntera, la cabeza del vanguardismo, y para ello ha apostado por la contratación de directores escénicos nuevos y futuristas como Schlingensief o Von Trier. Para los más conservadores supone un salto al vacío sin red...

BAYREUTH. Bayreuth es por estas fechas -¡faltaría más!- un hervidero de rumores, conjeturas y especulaciones. A diferencia del pasado, éstos no giran en torno a los episodios de la «guerra de sucesión», las escaramuzas de la «guerra de cantantes», las rencillas familiares, el antisemitismo o nuevas publicaciones sobre las conexiones nazis del clan Wagner. El tema dominante de comentario son los radicales directores de escena contratados para éste y los próximos tres años por el vitalicio director del Festival, Wolfgang Wagner, en un arranque de audacia inusitado en una persona que pronto cumplirá 84 años. Dos nombres de revolucionarios y absolutos novatos concitan especialmente el interés: los de Lars von Trier y, por el momento sobre todo, Christoph Schlingensief. Éste provocador dramaturgo, a quien en una operación realizada a uña de caballo le fue encomendada la escenificación de «Parsifal» para el año próximo al ser rescindido de mutuo acuerdo el contrato con M. Kusej en el pasado mes de mayo, nunca ha escenificado una ópera. De él se espera cualquier cosa menos modestia.

El realizador cinematográfico danés -considerado genial y a la par excéntrico y extravagante- confiesa incluso no haber asistido nunca a una representación operística. A él le ha sido encomendada la tetralogía de «El anillo...» del 2006 y trabaja ya en ello con Christian Thielemann, el director musical. Tanto en la tradicional conferencia anual de prensa después de la jornada inaugural, como en la reunión con la Asociación de Amigos del Festival -que entregó a Wolfgang Wagner un cheque por valor de 3,14 millones de marcos- trató éste de serenar los ánimos de muchos conservadores wagnerianos que consideran a Schlingensief un ogro tremebundo que desbaratará a zarpazos el musical relicario del Santo Grial.

Al pretender el nieto del compositor Richard Wagner salvarse a sí mismo y al Festival de la marea de críticas descalificadoras de su gestión artística presuntamente esclerótica -se pregunta G.Koch, crítico-jefe del prestigiado diario «Frankfurter Allgemeine Zeitung»- ¿no se habrá embarcado él en una operación de alto riesgo, sin red protectora esta vez, que podría hundir precisamente la empresa musical wagneriana que pretende salvaguardar?

Por el momento, todos los implicados parecen empeñados en relajar la tensión. «No vendré con sierras mecánicas y neonazis arrepentidos», declaró Schlingensief, quien entretanto está ya en contacto con Pierre Boulez, director musical del nuevo «Parsifal». «No pretendo allanar la «verde colina», ni tampoco caeré en tentaciones megalómanas», agregó. Al contrario, es plenamente consciente de la envergadura de la tarea y considera un gran honor el encargo. La cuestión que actualmente le preocupaba, manifestó finalmente, era más bien cómo la «verde colina» podía cambiarle a él. W.W., por su parte, contraataca declarando que mediante la contratación de directores escénicos nuevos y futuristas pretende ante todo asegurarle al Festival su posición puntera, la cabeza del vanguardismo. Al explicar los motivos concretos que le habían inducido a contratar a Schlingensief replicó con seco sarcasmo francón: «su aptitud para ridiculizar lo ridículo». Al transgredir las convenciones, como en 1976 con el polémico y posteriormente legendario «Anillo...» de Chereau/Boulez, no está haciendo más que seguir los pasos de su abuelo, pues tampoco el teatro de Wagner se adaptaba en su tiempo a las expectativas del público, ni fue él tampoco un compositor que escribió música sólo para solaz de la gente.

Ovidio García Prada
Abc

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