Cura: "Encarnar la psicología de Otelo agota más que cantarlo"
4/2/2006 |
La presencia del divo argentino dando vida al Moro de Venecia es el máximo atractivo del montaje de Otello que presenta el Liceu.
Considerado uno de los más destacados tenores de los últimos tiempos, José Cura constituye el gran atractivo de la nueva ópera de la temporada del Liceu, y no sólo por su categoría, sino también porque es un consumado intérprete del personaje protagonista de la obra en cuestión, Otello,de Verdi, y porque ésta puede considerarse su primera ópera escenificada en el Gran Teatre.
Y decimos "puede" porque, de hecho, Cura ya tuvo un muy fugaz debut escénico en el Liceu cuando aceptó, de un día para otro, sustituir a Carreras, que se puso enfermo, en una función de Sansón y Dalila en el 2001. Actuación fugaz pero ya triunfal, pues le valió el premio del grupo Liceístas del 4. º y 5. º piso al mejor cantante de aquella temporada. Su "historia de afecto" con el público liceísta - "que espero dure muchos años"- continuó en la pasada temporada con una versión de concierto de otra ópera verdiana Il Corsaro.
En Otello,que no se presenta en el Liceu desde 1988 y de la que se harán once funciones a partir del próximo jueves, Cura estará acompañado por Lado Ataneli (Yago), Krassimira Stoyanova (Desdémona) o Vittorio Grigolo (Cassio), mientras que en el segundo reparto el Moro de Venecia será encarnado por Gabreil Sadé. Ros Marbà es el director musical.
Joan Matabosch, director artístico del Liceu, no dudó en presentar ayer a Cura como "máximo intérprete actual" del papel de Otelo. El tenor argentino, de 43 años, dijo que le parecía "un poco exagerado" el elogio "porque no pienso que ningún papel tenga un intérprete ideal. Cada papel tiene varios buenos intérpretes y cada espectador tiene su favorito".
Cura reconoce que Otelo es un papel tan difícil como se suele decir, pero para él "encarnar la compleja psicología del personaje es más agotador que cantarlo, que cumplir con las exigencias vocales".
Tras interpretar "doce o quince" producciones de la obra desde hace diez años, le sigue "sorprendiendo" y sigue encontrando en ella "cosas nuevas que no había descubierto". Para él, Otelo "es un personaje que arrastra una leyenda de heroico y noble pero no lo es en absoluto, es incluso más malvado que Yago. Es un asesino a sueldo y un traidor que ha renegado de su raza y sus creencias". Y de ahí surgen, según él, los grandes celos de Otelo, "por su inestabilidad e inseguridad". Todo ello no le impide "llorar a la hora de matar a Desdémona porque la mata por amor, porque según sus códigos la tiene que matar". Para Cura, hasta el suicidio final de Otelo "es un acto más de cobardía".
Otello se presenta en el Liceu en una producción de la Monnaie de Bruselas y el Grand Théâtre de Ginebra con dirección escénica de Willy Decker. Se trata de un montaje muy austero con vestuario de época que Cura califica de "moderno, crudo, pero interesante... Los personajes aparecen encerrados en una especie de gran caja, subrayándose así la presión psicológica a la que están sujetos, como si no pudieran escapar de su destino. El único elemento escénico es una gran cruz blanca que sirve de elemento revelador de la psicología de cada uno de ellos y que termina sirviendo de lecho mortuorio de Desdémona".
Marino Rodríguez
La Vanguardia