La muerte de Berio. Entre nosotros
28/5/2003 |
Tras la inesperada noticia, se agolpan los recuerdos de las presencias en España del maestro Berio. La primera que yo pude disfrutar fue en octubre de 1981, cuando vino a dirigir la Orquesta de RTVE con su esposa, la fascinante Cathy Berberian -para cantar las «Folk Songs»- y con las jóvenes hermanas Labeque, solistas de su «Concierto» para dos pianos y orquesta. Luego han sido varias -alguna bien reciente- sus visitas a la capital, de las que guardo especial memoria del estreno en España de «Ofanim», en las primeras temporadas del Auditorio Nacional -prácticamente vacío, por cierto- y una maravillosa versión de la «Serenata para un satélite» de su amigo Bruno Maderna.
Pero cómo olvidar su paso por el Festival de Granada (junio 1989) en concierto con la Philharmonia de Londres en el que dirigió sus orquestaciones de Lieder de Mahler, de las Canciones de Falla (con Teresa Berganza) y de la primera Sonata de clarinete de Brahms. O el concierto de enero de 1997 en el que dirigió el estreno mundial de «Ekphrasis», encargo del Festival de Canarias, como lo fue la tan comentada «finalización» de la «Turandot» de Puccini, que también le trajo a Canarias en enero de 2002, aunque en esta ocasión dirigiera Chailly. Entre una y otra visitas a las Islas, estuvo en Valencia recogiendo los honores del Premio Mundial de las Artes Valldigna 2000.
La música del gran maestro italiano dialogó en varias ocasiones con temas españoles. No es apenas conocida una pieza de juventud interesantísima: «El mar, la mar», sobre versos de Rafael Alberti, para dos voces femeninas y conjunto instrumental, de 1952. En cambio, sí se han prodigado en nuestros conciertos sinfónicos sus curiosas «Cuatro versiones originales de la Ritirata Notturna di Madrid de Luigi Boccherini superpuestas y transcritas para orquesta», título que, como se ve, es portador de las notas al programa. Esta pieza glosa, pues, el toque de retreta que tanto gustaba a Boccherini y que consta en el «Libro de la ordenanza de los toques que se tocan nuevamente en la ynfantería española» que don Manuel Espinosa de los Monteros publicó en 1761. Y ya quedó apuntada la existencia de una versión para voz y orquesta de las «7 Canciones» de Falla, trabajo que demuestra conocimiento de la música fallesca y de la versión orquestal de Ernesto Halffter: Berio intentó otra cosa, de mayor entidad sinfónica.
José Luís García del Busto
Abc