Canta, pájaro lejano
16/5/2003 |
esde que el ser humano hace música ha sentido envidia de los pájaros, pues ha querido imitar su canto. Un inabarcable caudal de músicas populares y cultas hacen referencia explícita a trinos y gorjeos de pájaros antes de llegar a la «música de autor» y, una vez en ella, la sucesión es continua e interminable. Donato de Florencia confesaba «Yo fui una vez pájaro blanco». Jannequin asombró con «El canto de los pájaros», que aún nos asombra. Con madrigales de Ravenscroft («De todos los pájaros que yo he visto») y Monteverdi («Vago pajarillo que cantando vas») hemos accedido al Barroco, periodo entre cuya música instrumental tenemos la «Sonata imitando a los pájaros» de Williams o el célebre «Ruiseñor enamorado» de Couperin.
En el Clasicismo, dos Cuartetos de Haydn llevan sobrenombre pajaril -«La Alondra» y «El pájaro»-, Mozart hizo maravillas con la pajarería en torno al Papageno de su «Flauta mágica» y «La pajarera», se llama un Quinteto de Boccherini.
En el Romanticismo, Beethoven puso pájaros a su orquesta en la «Sinfonía Pastoral» y el piano ensoñado de Schumann evoca al «Pájaro profeta» en sus «Escenas del bosque»..., pero ¿no está toda la tradición del Lied repleta de «Nachtigallen» (ruiseñores)?
En el siglo XX, Granados hacía dialogar a su maja quejosa con el ruiseñor, también con «El ruiseñor» se adentraba Stravinski en la ópera, y con un «Pájaro de fuego» en el ballet, mientras Respighi llevaba «Los pájaros» a la orquesta y Ravel los evocaba poéticamente desde el piano («Pájaros tristes»).
Pero esta carrera, ya en nuestro tiempo, ha tenido un campeón indiscutible: Messiaen, quien halló en su pasión ornitológica fuente de inspiración musical trascendente: desde el inaudito «Abismo de pájaros» del «Cuarteto» hasta su gran ópera sobre Francisco de Asís, el santo que predicó a los pájaros. Y un colocado, Rautavaara, autor de un insólito «Concierto para pájaros y orquesta». De nuestro aquí y ahora, recordemos el diálogo de la música de Villa Rojo con la poesía de Juan Ramón («Canta, pájaro lejano»).
Estos días, en el patio del «Reina Sofía», entre esculturas y pájaros reales cabe escuchar «Algo pasa por encima de mi cabeza», composición del colombiano Oswaldo Maciá «concebida en clave de sinfonía, a partir de la transposición del canto de pájaros a una estructura orquestal». Los pájaros, no en su ser ni como objeto de evocación, sino como «instrumentos».
José Luís García del Busto
Abc