BALANCE 2002. La ópera. Del regreso de Caballé al hito Barenboim
30/12/2002 |
La soprano volvió al Liceu y el director interpretó el ciclo completo de las obras de madurez de Wagner en Berlín.
Sin duda el año 2002 no ha sido de los más trascendentales en la historia operística española, pero no ha dejado de haber algunos hitos importantes en su decurso. El primero fue el retorno de Montserrat Caballé al Liceu, en el papel de Catalina de Aragón del “Henri VIII”, de Saint-Saëns. Caballé cosechó un éxito personal y demostró estar muy en activo interpretando también en Tívoli, cerca de Roma, la “Cléopâtre” de Massenet, en el mes de julio.
LAS OBRAS. Dentro de la programación del Liceu se destacó el retorno de la bellísima producción del “Orfeo” de Monteverdi, con Jordi Savall en el podio. Josep Bros y Dolora Zajick fueron aclamadísimos en una “Favorite” de Donizetti que por primera vez se cantaba en el Liceu en la versión original francesa. José Sempere se distinguió en el segundo reparto de esta ópera.
En Berlín tuvo lugar un hecho único: Daniel Barenboim interpretó en la Staatsoper el ciclo completo de las óperas de madurez de Wagner, desde “El buque fantasma” hasta “Parsifal”, con un éxito arrollador. Más tarde, en el Real de Madrid, Barenboim presentó su versión de “Tannhäuser” para delirio de los wagneristas madrileños. De la temporada restante, lo más significativo fue la reposición de “Lady Macbeth de Msensk”, en su versión original, y el retorno de “Tristán e Isolda” de Wagner, con figuras destacadas, como Deborah Polaski y, en el tercer reparto, la inolvidable Jane Eaglen.
Mientras el Real de Madrid descubría en octubre las bellezas del “Giulio Cesare” de Händel, no faltó en el Liceu la provocadora versión de Calixto Bieito de “Don Giovanni”, cuya polémica fue menor que la de su “Ballo in maschera” del 2000. Mientras tanto se celebraba en Barcelona con brillantez el VIII Festival de Òpera de Butxaca, con destacadas iniciativas del teatro Malic y otros locales, con el estreno de “Venus y Adonis” de John Blow en el Zorrilla de Badalona.
LOS ARTISTAS. Bertrand de Billy conquistó el plácet general al frente de la orquesta del Liceu. En el Palau de la Música cerró la temporada el Ciclo de Lírica de Barcelona el 5 de junio con un impresionante “Concierto de cinco estrellas”: Josep Bros, que provocó el delirio con sus do de pecho, Jaume Aragall, en plena forma, y las tres sopranos Ana María Sánchez, Montserrat Martí y Mariola Cantarero.
El Liceu recuperó por fin a Teresa Berganza, que dio un lucido recital con su hija Cecilia Lavilla (17 de octubre) y dos días más tarde dio una estelar versión de “Ariadne auf Naxos” con el retorno de Edita Gruberova; en el segundo reparto se hizo notar la soprano española Milagros Poblador. Cabe destacar el homenaje a Xavier Montsalvatge con una audición en concierto de su ópera “Una voce in off”, con Rosa Mateu y Àngel Òdena.
El verano trajo el espléndido festival de Peralada, donde además de obras de gran calado, como el “Oedipus Rex”, de Stravinski, el público pudo gozar de singulares recitales a cargo de Aquiles Machado, Juan Diego Flórez y María Bayo, y de una bella producción del “Orfeo” de Gluck con la increíble contralto Ewa Podles.
LA ÓPERA EN EL MUNDO. En los festivales veraniegos europeos se volvió a distinguir el de Salzburgo, con la novedad de una “Donna del Lago” de Rossini en concierto, con la destacada aportación de Daniela Barcellona y del tenor estrella Juan Diego Flórez. En Bayreuth la única novedad fue el nuevo “Tannhäuser” en la luminosa producción de Philippe Arlaud. También fue noticia la inauguración de temporada del Metropolitan de Nueva York, que supuso un éxito para Plácido Domingo, Mirella Freni y Renée Fleming
ALGUNAS SORPRESAS. Hace unas semanas, la Associació d'Amics de l'Òpera de Sabadell celebró sus 20 años de actividades con un brillante concierto y con la reposición de “Madame Butterfly”, en la que se distinguieron la soprano Miki Mori y el renovado tenor Albert Montserrat, que abandonaba así su cuerda de barítono. Los últimos meses del año depararon agradables sorpresas, como la recuperación de una excelente ópera del compositor valenciano Vicent Martín i Soler, “La capricciosa corretta”, en Lausana y la espectacular “Norma” del Liceu, con Ana María Sánchez y después Susan Neves, haciéndose notar el debut del tenor Ignacio Encinas.
También merece citarse el ciclo de óperas barrocas que Salamanca, capital europea de la cultura, ofreció durante todo el año y que culminó con la “Antígona”de Traetta.
Roger Alier
La Vanguardia