Escándalo en Reino Unido por una adaptación de una ópera de Wagner en la que se inmola una terrorist
4/4/2005 |
La directora Phyllida Lloyd defiende su obra y explica que ha querido hacer una versión 'contemporánea' de 'El ocaso de los dioses' que refleje el mundo actual.
Una adaptación de 'El ocaso de los dioses', de Richard Wagner (1813-1883), ha causado un escándalo en Londres por una escena en la que se inmola una terrorista ataviada con un chaleco repleto de explosivos.
'El ocaso de los dioses', que cierra la tetralogía 'El Anillo del Nibelungo', fue recibida el sábado por la noche con abucheos y gritos de protesta de la mayor parte del público que acudió al Coliseo de la English National Opera (ENO).
El montaje, dirigido por Phyllida Lloyd, una de las pocas mujeres que se han atrevido con esa ópera, convierte a la heroína de la pieza del compositor alemán, Brünnhilde, en una terrorista suicida.
La adaptación de Lloyd concluye con una escena de inmolación dramática, en la que Brünnhilde, interpretada por la soprano Kathleen Broderick, activa un detonador y hace estallar los explosivos que lleva a adheridos a su cuerpo.
En la versión original, la heroína, hija del guerrero Wotan, es condenada por su padre a permanecer en un aro de fuego hasta que la salva Sigfrido, quien le da un anillo de oro que tiene una maldición y del que la joven se deshace al devolverlo a las aguas del Rin.
Llevar la historia al mundo actual
La función de Lloyd no ha gustado a algunos aficionados a la ópera, como Andrew Carlton, quien, en declaraciones al dominical 'The Observer', dijo que pese a "estar bastante acostumbrado a este tipo de cosas en la ópera", el atrevido montaje fue "algo fuerte".
La directora defendió su obra y explicó que ha querido hacer una versión "contemporánea" de 'El ocaso de los dioses' que refleje el mundo actual.
"Estamos viendo un mundo que se ha ido al infierno... Casi todo en esta ópera denota el mundo que nos rodea. Hay avaricia, terror, traición y un apetito voraz por el poder", explicó Lloyd.
Según 'The Observer', la polémica función es un claro signo de la ardua competencia entre la ENO y la compañía de la Royal Opera House, con sede en el teatro Covent Garden, para representar óperas con gancho que atraigan a las audiencias operísticas en Londres.
El Mundo