Wagner, visto a través de una suicida con explosivos
4/4/2005 |
En la escena final, el personaje de Brünnhilde se viste un chaleco con explosivos y se dispone a la autoinmolación para reencontrarse en el más allá con su amado Siegfried.
La polémica presidirá el estreno el miércoles en la English National Opera de «El Ocaso de los Dioses», la cuarta y última parte del nuevo Anillo wagneriano de la ENO. La escena final dividió el sábado al público que asistió al ensayo general, y los abucheos de una parte de los asistentes no pudieron ser acallados por los aplausos de quienes quisieron contrarrestarlos.
La arriesgada apuesta de la ENO se inscribe en la pugna que este coso lírico mantiene con el otro gran teatro de ópera londinense, la Royal Opera House del Covent Garden, que también se halla inmersa en una nueva producción de la tetralogía de «El Anillo de los Nibelungos». Mientras la primera entrega de esta última, «El Oro del Rin», fue muy bien acogida por la crítica, el pasado mes «La Valquiria» fue recibida con cierta decepción. La directora de la producción de la ENO, Phyllida Lloyd, ha negado que el recurso al chaleco de explosivos, que se pone Kathlee Broderick en su papel de Brünnhilde, sea algo provocativo para ganar audiencia. «Es difícil ser más sensacional que Wagner; ésta es ya una de las piezas de teatro más sensacionales nunca concebidas. Lo de los explosivos es algo inevitable porque hay muchas cosas terribles que suceden en la historia», afirmó en declaraciones a «The Observer».
Lloyd, entre cuyos trabajos recientes está la dirección del musical «Mamma Mia», también rechazó que con la escena haya buscado un paralelismo con un acto de terrorismo fundamentalista. «Aunque Brünnhilde cree que va a encontrarse en el otro mundo con su amado muerto -añadió-, estamos intentando expresar la terrible violencia de ese momento, más que hacerlo romántico». En opinión de Lloyd el montaje «no manipula nada», a pesar de estar llevado al momento actual: «Casi todo en esta ópera resuena al mundo que nos rodea; hay codicia, terror, traición y voraz apetito por el poder».
E. J. Blasco
Abc