11/1/2023 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20230111/8672415/mahler-chamber-aniversario-orquesta-democratica-palau-musica.html
La prestigiosa formación europea que fundó Abbado sigue siendo nómada, sin director titular ni sede fija. Este miércoles recala en el Palau de la Música con la pianista Mitsuko Uchida
Mahler Chamber Orchestra.
El concepto de orquesta democrática podría considerarse un oxímoron de no existir formaciones de calidad contrastada como la Mahler Chamber. Este proyecto de jóvenes profesionales que en su día fundó Claudio Abbado como un lugar de encuentro donde hacer música con un espíritu distinto al tradicionalmente jerárquico celebra esta temporada sus 25 primaveras. Su premisa original se mantiene: ser un colectivo libre, independiente e internacional donde los músicos se entienden y escuchan como en un reducido conjunto de cámara. Un factor que al final influye también en la toma de decisiones políticas. Aquí la música no es una forma de ganarse la vida sino de vivirla...
Pero el misterio de esta orquesta –que hoy recala en el Palau de la Música Catalana, con un programa que combina Mozart y Schönberg junto a la pianista Mitsuko Uchida (los suscriptores tienen descuento en la web de venta de entradas de La Vanguardia)– es de qué manera ha podido sobrevivir durante un cuarto de siglo en primera línea siendo nómada, sin más sede que la de sus oficinas en Berlín y sus ocasionales residencias –la Kontzerhaus de Dortmund, por ejemplo– y sin más dirección titular que el “acompañamiento” de Daniele Gatti o la dirección emérita de Daniel Harding. Así ha sido desde que sus miembros le propusiera a Abbado independizarse de su figura y seguir adelante por su cuenta.
Abbado fue el primero en estar de acuerdo y seguir como colaborador hasta su muerte. Actualmente, en el seno de la Mahler Chamber todo se consulta, todo se vota, conviven 45 miembros de 26 países con talantes y sensibilidades dispares: latinos más viscerales, nórdicos con tendencia a ser más cerebrales, nada ajeno a la realidad gubernamental de la UE pero alcanzando objetivos que a la esfera política le quedan lejos.
“A mí lo que todavía me sorprende es que, mientras en las orquestas profesionales en las que estaba anteriormente levantabas la mano en las reuniones para quejarte de algo, aquí sólo hablas si has de aportar algo. Hay un gran sentido de la responsabilidad, lo que hace que elimines todo personalismo. No tienes un jefe al que quejarte y al que acusar, nosotros somos nuestro propio jefe, y nos va el futuro en estas decisiones: no se trata solo de mejorar las condiciones individuales de cada cual sino de consolidar el buen funcionamiento de la institución. Y la verdad es que siempre llegamos a acuerdos en común, se halla la forma de justificar las decisiones”.
Quien así se explica es Josep Vicente Castelló (Alacant, 1978), trompa principal y uno de los cinco españoles que son miembros de la formación (más otro asociado). La primera vez que este músico surgido de la Escuela Reina Sofía trabajó con Abbado fue en la Gustav Mahler Jugendorchester, en 2002. Dos años después, el director milanés le invitaba a ser parte de la recién fundada Mozart Orchestra. Y en el 2007 le pidió que se sumara a la Mahler Chamber. “Se había liberado una plaza y pasé el proceso del trial de manera muy natural. Me vi identificado en ellos y ellos en mí”, dice este artista que iba para filólogo y que dejó su plaza en la Sinfónica de Galicia para huir de las rutinas.
En este colectivo conviven talantes dispares y todo se vota. ¿El secreto? “El sentido de la responsabilidad”, asegura su primer trompa, el alicantino Josep Vicente Castelló
La Mahler Chamber, con una media de dos programas mensuales y diversas giras, le proporciona flexibilidad: los miembros están obligados a hacer solo la mitad de los días de trabajo, es decir un mínimo de 90 al año. Y la posibilidad de compaginar vida y otros trabajos. “Muchos de nosotros alternamos con la docencia, yo doy clases en Friburgo”. Y confiesa que ahora, antes de decidir qué proyectos asume, comprueba el calendario de actuaciones del Cosmos Quartet, pues comparte dos hijos con la violinista Helena Satué.
En cuanto al sistema de reclutamiento, en la Mahler Chamber –como en otras magnas orquestas– no entra nadie sin que lo aprueben todos. Ante una vacante se practican audiciones públicas, se adjudican trials (periodo de prueba) o se escoge un extraplayer de gran calidad para ir directamente al periodo de trial. “Pero para hacerlo lo más democrático posible, quien no ha hecho la prueba ha de tener más votos que el que sí la ha pasado: el cien por cien en lugar del 67% (si es una plaza de tutti) o el 80% (si es principal)”, explica Castelló. ¿Algún consejo que dar a los aspirantes? "No. Lo más importante es que cada cual sea uno mismo, así se ve si encajas o no en el grupo. No solo en lo artístico, también en lo personal”, concluye el trompa.
Un programa curioso. Mozart-Schönberg-Mozart
El programa que propone la Mahler Chamber en su pequeña gira Ibérica que comenzó en Alicante y siguió por Lisboa, antes de llegar este día 11 a Barcelona y el viernes 13 a San Sebastián (proseguirá más adelante por Ámsterdam, Londres y finalmente el Carnegie Hall de Nueva York) es verdaderamente atípico. La relación de la autogestionada orquesta con la pianista y directora japonesa Mitsuko Uchida es suficientemente estable para atreverse a experimentar. Con ella han combinado en el pasado este bocadillo de conciertos de Mozart con vianda de Bartók y también de Stravinski. Siempre algo moderno entre medias. Y en esta ocasión la solista ha escogido dos conciertos no muy interpretados del genio de Salzburgo pero muy especiales: el núm. 5, que aun siendo de juventud Mozart lo siguió tocando toda su vida, y el núm. 25, especialmente sinfónico. La formación interpretará a solas la Sinfonía de cámara núm. 1 de Arnold Schönberg, obra considerada el eslabón perdido entre el posromanticismo y el dodecafonismo. Todo un hito, dicen en la temporada de Palau 100.
Maricel Chavarría
La Vanguardia