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La Pavarotti del siglo XIX

29/4/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20210428/7378207/pauline-viardot-garcia-cantante-compositora.html

Pauline Viardot-García fue la más pequeña de los hijos de Manuel García, el tenor, maestro de canto, empresario y compositor sevillano más grande de todos los tiempos, pero también fue probablemente la más dotada y polifacética de toda una familia de la que se dijo que “el genio era hereditario”.

Talento familiar
Pauline García, el apellido Viardot era el de su marido, nació en París en 1821, donde se había asentado su padre después de recorrer medio mundo exponiendo su genio y también huyendo de la persecución a consecuencia de su bigamia.

 

Cantante de gran fama (como lo fuera su hermana María Malibran), compositora, pianista en sus primeros años y prestigiosa profesora de canto, la benjamina de los García triunfó en todas las vertientes de la actividad musical que se propuso explorar. Clara Schumann la describió como la mujer de más talento que había conocido, mientras que su amiga íntima, la escritora George Sand, se inspiraría en ella para el personaje protagonista de su novela Consuelo (1842).

Figuras de la talla de Liszt, Berlioz, Saint-Saëns, Wagner, Chopin, Massenet, Schumann, Brahms, Gounod o Meyerbeer manifestaron su admiración y, en varios casos, compusieron obras expresamente para ella. Al igual que su hermano Manuel, Pauline vivió una larga vida llena de éxitos en las diversas áreas que exploró, al contrario que su hermana mayor María, que falleció a los 28 años cuando encontraba en la cúspide de su fama.

Casada muy joven con el hispanista y empresario Louis Viardot, que era más de veinte años mayor que ella, la vida de Pauline y la pasión que suscitaba en los hombres, aunque no era especialmente agraciada, acaba de ser narrada por el historiador anglo-alemán Orlando Figes en su monumental obra ‘Los Europeos’, que incide en el triángulo amoroso y creativo que formaron Pauline, su marido Louis Viardot y el escritor ruso Ivan Turguenev, enamorado locamente de ella desde el momento en que la conoció.

Formó un triángulo amoroso y creativo con su marido Louis Viardot y el escritor ruso Ivan Turguenev
El musicólogo e investigador Andrés Moreno Mengíbar acaba de sacar a la luz un conjunto hasta ahora desconocido de canciones en castellano compuestas por Pauline. Procedentes de los herederos de Viardot, la Universidad de Harvard guarda un importante conjunto de manuscritos con obras inéditas, borradores, versiones alternativas, ejercicios de canto, etc. Es en dicha colección donde se ha podido localizar una veintena de canciones con textos en español.

“En casa de Viardot siempre se habló el castellano además del francés, ya que Louis Viardot era un importante hispanista que llegó incluso a traducir el Quijote al francés. La correspondencia de Pauline con su hermano Manuel es casi siempre en español y ese amor por la lengua y la cultura española se transmitió a sus hijas”, señala Moreno Mengíbar.

Estas canciones muestran que, si bien Pauline Viardot nació en Francia, vivió entre Francia y Alemania y visitó sólo fugazmente España, jamás olvidó sus raíces españolas. En estas canciones hay fandangos, rondeñas, jotas, zorongos, habaneras, tangos, cañas y seguidillas.

De Pauline Viardot se conocían las variaciones que había realizado sobre doce mazurcas de Chopin, pero se desconocía que cinco de estas variaciones las escribió primero en castellano. Cuatro de ellas se tradujeron al francés y solo una permanece escrita únicamente en español. Junto a las demás canciones castellanas estas mazurcas están siendo objeto de edición moderna por parte del musicólogo Miguel López Fernández, del Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla, con vistas a su interpretación en próximos conciertos y su grabación discográfica.

Pauline Viardot-García fue portadora de una serie de habilidades y conocimientos que pocas veces encontramos tan desarrollados en una misma persona. Intelectual, estudiosa, apasionada de su profesión en todas sus vertientes, supo ganarse el amor del público y el respeto de sus compañeros en un mundo dominado por los hombres. El que había sido su profesor de piano, Franz Liszt, declaró: “Con ella, el mundo por fin ha encontrado una mujer compositora de verdadero genio”.

Un genio que se extendió a todo aquello a lo que Pauline Viardot dedicó su atención y que hizo de ella una artista colosal, cuya memoria se quiere recuperar en este bicentenario de su nacimiento. 

ADOLFO SALVADOR RUIZ
La Vanguardia

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