21/4/2021 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20210420/6983751/benjamin-britten-brexit-opera-puentes-holanda-gran-bretana.html
Gran Bretaña tiene en Benjamin Britten y George Benjamin a dos genios de la ópera a los que Europa no va a renunciar. Holanda recreará 'Peter Grimes' en las costas del mar de Wadden, conectando a la gente de esta y la otra orilla
No hay tradición operística que presente un vacío tan grande en su historia como la de Gran Bretaña: si bien el país es excelente en dramaturgos e intérpretes musicales, el imperio no dio ningún compositor destacable desde que en el barroco reinó Henry Purcell y hasta que siglos después irrumpió Benjamin Britten.
No en vano se la denomina The land without music (la tierra sin música), aunque habilidad para nacionalizar compositores extranjeros como Händel –o más tarde Robert Gerhard y ahora Max Richter– no le han faltado. Por suerte, en lo operístico Britten tuvo un digno heredero inglés para abastecer el siglo XXI como es George Benjamin. Dos astros a los que les une algo más que el nombre.
La casualidad ha querido que en este primer año de Brexit, ambos compositores estén más presentes que nunca en la programación del llamado oasis español, lo que ha complicado las cosas, pues los intérpretes del país de Shakespeare experimentan los efectos del divorcio de la UE con requisitos draconianos para obtener un visado.
“Diría que hay casi una apropiación de Britten... en el sentido de que si quieren irse que se vayan, pero Britten se queda aquí”, bromeaba ayer el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, justo antes de celebrar la première del sonado montaje de Peter Grimes , la ópera más famosa de este compositor, que es además un emblema nacional.
Lo peor es que muchos intérpretes brittenianos y hasta el propio Britten, que estrenó esta ópera justo al acabar la guerra en 1945, estarían de acuerdo con esto... “En cualquier caso, es magnífico que Britten o Benjamin sirvan para construir algunos puentes que los políticos han querido destruir”, añade Matabosch.
Por la nefasta combinación de Brexit y pandemia, el Real se ha visto obligado a posponer la ópera Lessons in love and violence de George Benjamin que el Liceu estrenó con expectación y notable éxito hace unas semanas. Se consideró arriesgado encabalgar esas funciones con las de Peter Grimes en Madrid. Además, como en todo lo que requiere a artistas británicos, hubo problemas en obtener visados y se tuvo que retrasar unos días el estreno de ayer.
Pese a lo cual, las propuestas británicas se multiplican: en Barcelona el Liceu prepara la ópera El monstruo en el laberinto de Jonathan Dove, y el propio Liceu unió fuerzas con el festival Cruïlla el verano pasado para que Kai Gleusteen y el Ensemble de la Orquesta Sinfónica del Gran Teatre interpretaran el Vivaldi recomposed de Max Richter, su visión de Las cuatro estaciones . Y L’Auditori tuvo la semana pasada a los jóvenes hermanos y estrellas globales Sheku e Isata Kanneh-Mason interpretando a Britten y Frank Bridge.
"El Brexit ha impactado de lleno en el sector, dada la naturaleza de nuestro negocio y teniendo en cuenta que su capital mundial está probablemente en Londres. Todas las grandes agencias o son de allí y tienen ahí su oficina", apunta el director de L'Auditori de Barcelona, Robert Brufau. "Eso sí, se ha evidenciado el rechazo del sector cultural a esta ruptura y la voluntad de seguir trabajando conjuntamente en proyectos, intercambiando experiencias y compartiendo artistas".
Efectivamente, El Brexit está distanciando a Gran Bretaña de la Europa comunitaria en los negocios, pero no parece afectar a la cultura. A estas alturas de la pandemia comienza ya a haber movimiento escénico en la Unión Europea más allá de este oasis español del que toda la prensa extranjera habla, desde el New York Times al Frankfurter Allgemeine. Así, en la costa de Frisia, provincia del norte de Holanda, también se va a representar Peter Grimes. Será al aire libre.
El lugar, hay que decirlo, está solo a unos 300 km a vuelo de ave frente a Suffolk, provincia costera de Inglaterra donde Britten nació en 1913 y donde también sitúa la acción de esta obra. Justo antes de dejar Inglaterra por Estados Unidos durante la guerra, el compositor había comprado una modesta casa a pocos kilómetros de Aldeburgh, el pueblo de donde era oriundo el poeta George Crabbe en cuyo The Borough se basa Peter Grimes.
De todas formas, esta ópera no va de playas ni de mar. El mar es más bien una metáfora del comportamiento de las masas, ahora en calma y al minuto siguiente en tormenta. A pesar de ello, ya hubo un montaje en una ocasión en estos mismos parajes ingleses. Ahora, no obstante, son las costas del continente las que acogerán la obra, en concreto el mar de los Wadden, los bancos de arena que se forman entre las playas del norte del Holanda y las cinco islas que hay enfrente.
En estos bancos de arena que desde el 2009 son Patrimonio Mundial de la Unesco, el agua puede retirarse 30 kilómetros entre pleamar y bajamar. En septiembre, cuando las mareas son bajas, se practica allí un deporte único: andar sobre los bancos sorteando hoyos en los que puede llegar el agua al cuello. Y desde ahí se escucharán el día 10 las emocionantes y a veces dolorosas melodías de Britten... Y acaso los ecos lleguen a Gran Bretaña.
Doce solistas, capitaneados por el tenor holandés Albert Bonnema y la soprano Jeannette van Schaik, una orquesta de 60 músicos y un total de 150 artistas dirigidos escénicamente por el inglés Paul Carr se situarán con el mar como telón de fondo. El director artístico, Arnoud Oosterbaan, junto con el reggista han organizado esta Wadopera, una iniciativa de la Fundación Nootstroom, organización cultural que busca eliminar barreras para hacer que la música clásica de alto nivel sea accesible a una audiencia lo más amplia posible.
La ubicación con el mar de fondo, el imprevisible estado del cielo y las nubes hacia la puesta de sol, más los auténticos barcos pesqueros forman un escenario de lo más atractivo para esta historia de intriga, de culpa e inocencia, de amor y traición en el pequeño pueblo pesquero.
¿Qué opinan los responsables de esta Wadopera de que Peter Grimes sea una ópera británica en pleno Brexit? “La historia de la ópera muestra que estamos interconectados, tanto con la comunidad pesquera de Suffolk del siglo XIX como con los pescadores de gambas de hoy, dependientes del mar que une nuestras costas –señala Robbin van Nek, responsable de prensa de la Wadopera–. Los relatos y el arte no están limitados por fronteras; el poder del drama puede conmover a las personas y elevarlas a un nivel universal; conectar a la gente de este lado del mar con la de la otra orilla”.
MARICEL CHAVARRÍ, CARMEN MONTÓ
La Vanguardia