13/4/2021 |
https://elpais.com/cultura/2021-04-13/william-christie-tocar-sin-publico-es-cruel.html
El director de orquesta que ha popularizado la música barroca lamenta que los auditorios sigan cerrados en Europa y vuelve a España por cuarta vez esta temporada para ofrecer un concierto en Oviedo
Cuando el pasado otoño se anunció que el director y clavecinista William Christie (Búfalo, EE UU, 76 años) y su grupo Les Arts Florissants iban a ofrecer en marzo dos conciertos en los Teatros del Canal de Madrid, las entradas se agotaron en pocas horas. Hablamos de música barroca y de un escenario que no se dedica específicamente a la música clásica. Pero hace tiempo que Christie es recibido como si fuera una estrella del rock allí donde va, ya que lleva cinco décadas trabajando para ampliar el público de la música antigua, sacarla de las salas de élite y revitalizarla para acercarla a los espectadores del presente.
Ahora lo esperan con las mismas ganas en Oviedo, donde este martes dirigirá en el Auditorio Príncipe Felipe un programa de canciones del barroco francés del género llamado air de cour, muy popular en las primeras décadas del siglo XVII, especialmente en los salones de la corte de Luis XIII. De nuevo al frente de Les Arts Florissants y con él mismo sentado al clave, el programa rescata composiciones de Étienne Moulinié, Pierre Guedrón, Antoine Boesset, Claude Le Jeune y Pierre Verdier, autores poco habituales hoy día en las programaciones de las salas de conciertos internacionales, interpretadas por los solistas Emmanuelle de Negri (soprano), Anna Reinhold (mezzosoprano), Cyril Auvity (tenor), Marc Mauillon (barítono) y Lisandro Abadie (bajo).
Christie está igualmente feliz por esta nueva visita a España, la cuarta esta temporada, después de su paso por el Auditorio Nacional en octubre para dirigir a la Orquesta Nacional de España, por el Liceu de Barcelona en febrero con la ópera Platée, de Rameu, en versión de concierto y finalmente por los Teatros del Canal el mes pasado.
Durante esta última estancia, el director confesó en una entrevista con este diario que este país está siendo una tabla de salvación esta temporada para él y sus músicos, pues en el resto de Europa están cerrados todos los teatros y todas las salas de conciertos: “Desde el año pasado estamos haciendo esencialmente conciertos virtuales. Hacemos retransmisiones por internet y redes sociales que tienen mucho éxito y eso nos alegra, pues además nos permiten seguir tocando y mantenernos activos. Pero obviamente no es lo ideal, es solo un consuelo. Hacer música para nosotros es hacer música para otros. Tocar cuando no hay público es cruel, muy difícil. Por eso en los últimos meses hemos vivido momentos maravillosos en España”.
Sin entrar a juzgar las decisiones políticas por la pandemia, el director evita, sin embargo, manifestar su estupefacción por que en otros países no se haya hecho un esfuerzo para mantener las salas abiertas como se ha hecho en España. “Asumo las decisiones políticas y entiendo que cada país afronta la situación según sus circunstancias, pero no lo entiendo. Me resulta hipócrita que se pueda ir a una iglesia con 500 personas en Francia y que el teatro de al lado esté cerrado”, afirma.
El de Oviedo será un concierto semiescenificado y jubiloso, como también lo fue el que ofreció en Madrid, Pasticcio, un programa que establece un diálogo entre la música barroca, el jazz, el musical americano y el pop. Rameau, Monteverdi y Haendel conversando con Cole Porter, Frederick Loewe y Los Beatles, con momentos también para la improvisación, aunando prácticas del jazz y de los conciertos de la época barroca. “Ese diálogo nos permite trasladar la fuerza y el sonido barrocos al público actual a través de una música que es muy popular en todo el mundo. Aunque vivo en Francia desde hace muchos años, soy americano y tengo interiorizada esa música desde mi infancia, por lo que el trasvase para mí ha sido más fácil, solo es cuestión de encontrar los vasos comunicantes”, explica el director.
Mientras tanto, Christie espera con impaciencia la reapertura de los jardines de su casa en Thiré, en plena campiña francesa, donde cada agosto desde 2012 celebra un festival al aire libre que se ha convertido en un punto de encuentro imprescindible para los amantes de la música barroca, tanto profesionales como público, pues no solo programa conciertos, sino también talleres, charlas y jornadas de formación para jóvenes cantantes. El del pasado verano fue muy especial para Christie, pues supuso el reencuentro con amigos, colegas y espectadores después de varios meses de confinamiento, algo que confía en que vuelva a suceder el próximo agosto. “Tenemos muchos proyectos a la espera de que reabran los recintos cerrados. Hasta entonces, tenemos puesta toda nuestra ilusión en ello”.
RAQUEL VIDALES
El País