ClàssicsWeb, el teu espai

Almanac

Cerca de notícies

Paraules:
Tema:
Inici: Escollir data inici
Fí: Escollir data fi
Ajuda
Verso

NOTÍCIA

¿Qué gran compositor comía literalmente por tres?

5/4/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/20210404/6621347/compositor-handel-comilon-reto.html

El músico del que nos ocupamos es de los más grandes de la historia, en todos los aspectos. Un genio sin duda alguna. Nació en 1685 en la ciudad de Halle -entonces Prusia, hoy Alemania-, aunque trabajó y pasó gran parte de su vida en Gran Bretaña, donde adoptó su segunda nacionalidad. Compuso 43 óperas y 26 oratorios, entre ellos El Mesías, así como un total de 78 obras orquestales -incluidos 57 conciertos de distinto rango-, dos sinfonías y 68 piezas de cámara.

Pero, como todo el mundo, el genio tenía sus pecados. Destacaban los de la ira y la gula. Porque este hombre no sólo era capaz de amenazar a una soprano con arrojarla por la ventana, sino también de deshacerse así de un perro que le molestaba.

Según el relato que del episodio ha llegado a nuestros días, el hombre estaba de visita en casa de una dama cuando, en plena conversación entre ambos, el perrito de la señora empezó a ladrar. El artista agarró al animal y lo lanzó fuera de la habitación. "Pero, maestro, ¿por qué hacéis eso?", preguntó asombrada la dama. "¡El perro desafina al ladrar!", repuso él. Así se cuenta en el libro Historia de la música para niños (Siruela), de Monika y Hans-Günter Heumann.

También se cuenta la que armó cuando algún bromista desafinó todos los instrumentos antes de que él llegara a una actuación: una osada provocación contra quien exigía una puesta a punto completa antes de irrumpir él en escena. Al escuchar las primeras y descacharradas notas, el compositor estalló. Cogió un contrabajo que le pillaba cerca y lo hizo pedazos, y luego tomó un timbal y se lo tiró con todas sus fuerzas al primer violín. Con el trajín, la peluca del músico voló por los aires. El público empezó a reír. Y él casi revienta.

Los ataques de ira pudieron contribuir a la mala salud de Georg Friedrich Händel, que a los 52 años sufrió un derrame cerebral que durante algún tiempo le impidió tocar al hacerle perder la sensibilidad en cuatro dedos de su mano derecha. A los 66 empezó a padecer problemas de visión en un ojo por una catarata, y al cabo de otro año se quedó ciego.

Pero lo que más hubo de contribuir a sus padecimientos físicos, así como a su muerte a los 74 por alguna afección cardiovascular, fue con toda seguridad su sedentarismo y su desmedida tendencia a comer más de la cuenta.

El músico pidió menú para tres. Como la comida no llegaba, preguntó al mesonero, quien le explicó que esperaba a los otros dos comensales. Él compositor respondió airado: "¡Yo soy los comensales!"
La voracidad de Händel queda bien retratada en el relato recogido hace unos años por el musicólogo francés Gilles Cantagrel. Según él, un día el maestro entró a comer en un mesón donde no lo conocían. Tomó asiento y pidió menú para tres personas. Como el tiempo pasaba y la comida no llegaba, el ya impaciente y hambriento músico llamó al mesonero y le preguntó por qué tardaba tanto en servir. El hombre explicó que estaba esperando a que llegaran los otros dos comensales. A lo que Händel replicó, hecho una hidra: "¡Yo soy los comensales! ¡Servidme la cena de una vez!" 

FERNANDO GARCÍA
La Vanguardia

Catclàssics, música clàssica de Catalunya a internet