23/3/2021 |
https://www.lavanguardia.com/cultura/20210322/6604108/gustavo-dudamel-liceu-otello-verdi-opera.html
Gustavo Dudamel confiesa que odia a Otello. “Le tengo mucha rabia al personaje”, dice acerca del arquetipo celoso shakespeariano capaz en su brutal desconfianza de llegar a matar a su amada. Con el título de Verdi que narra esta tragedia hace Gustavo Dudamel su debut en ópera escenificada no sólo en el Liceu sino en toda España. Será este sábado (y hasta el 14 de abril), en el marco además del Barcelona Obertura Spring Festival.
El mediático director se muestra pletórico ante la posibilidad de “pilotar una nave con esta música tan extraordinaria, un reparto legendario y una puesta en escena tan potente. Es un honor y un privilegio”, dice. Y aún más: “Hacerla en estas condiciones marca un antes y un después en mi vida musical”.
El director d'orquestra Gustavo Dudamel durant la interpretació de l'òpera de 'Il Trovatore' de Giuseppe Verdi al Liceu de Barcelona l'1 d'octubre del 2020. Pla mig. (Horitzontal)
Así declaraba ante la prensa Dudamel su amor al teatro de la Rambla. Le acompañaban la directora de escena Amélie Niermeyer y los cantantes del primer reparto, Gregory Kunde (Otello), Krassimia Stoyanova (Desdémona) y Carlos Álvarez (Yago), el barítono con el que aseguró tener una relación “maravillosa” desde que hiciera su debut en el podio de la Scala de Milán, hace casi veinte años, con el malagueño interpretando a Don Giovanni. “Una relación que nos trae a un punto de vista muy particular y que hace pensar al púbico”, apuntó el venezolano.
Sus elogios llegaban también a la orquesta del teatro barcelonés, que ya le pareció “generosa” el pasado octubre cuando la dirigió por primera vez con Il trovatore en versión concierto. “Todo el equipo del teatro es maravilloso, me siento en casa estando en el Liceu, sobre todo en esos momentos que vivimos en que la música y el arte forman parte esencial de la recuperación del espíritu de la sociedad”.
Quien días atrás era galardonado con su tercer Grammy, apareció ante la prensa con un dedo vendado. Se había golpeado durante los ensayos con la pantalla de plexiglás que le separa de la orquesta en el foso del Liceu... “ Otello es muy efusivo a veces”, bromeó. Le sucedió en el tercer acto. El músico sintió dolor y ni se inmutó hasta que vio la sangre y la uña levantada. Pero en ningún momento paró el ensayo de esta producción del 2018 que llega de Múnich. De lo cual se congratula.
Amélie Niermeyer sitúa la acción en una habitación, un espacio cerrado y atemporal al que regresa Otello de la guerra, traumatizado y desconfiado. “Es una habitación en blanco y negro: la parte de la sala en blanco está relacionada con la esperanza de que el amor venza la desconfianza hacia Desdémona, mientras que la parte negra es donde el personaje pasa más tiempo, cada vez más atrapado en sus temores, sus celos, en una lucha interna en la cada vez se adentra más y más dentro en un túnel”.
La trama que recoge en el libreto Arrigo Boito para esta penúltima y muy madura ópera de Verdi es ya bien conocida por la obra de Shakespeare. Yago no soporta que Otello, un moro musulmán, haya sido escogido para ocupar un mayor rango en el ejército, y detesta que la mujer a la que ama, Desdémona, le haya también escogido a él. Por lo que urde un plan diabólico para sembrar la duda en el protagonista sobre la fidelidad de su mujer. Otello es víctima de la fake news del manipulador y malvado Yago, sí, pero en el contexto de una sociedad machista que ve en la mujer a una presunta culpable.
El escenario en esta puesta en escena germana va girando de manera que permite ver a los personajes desde distintos ángulos, profundizar en ellos, y abordar la trama desde la perspectiva de Desdémona, que “aunque es una víctima es también una mujer fuerte, la única que se da cuenta de todo”, apunta la directora de escena.
“Estoy segura de que la idea de Amélie no está provocada por el #MeToo, eso no”, imploraba la soprano búlgara Stoyanova, para quien Desdémona es la única persona que realmente ama a Otello, un verdadero ángel. “Y si Verdi pensó en titular esta ópera Yago es porque ese personaje es el que construye el plan diabólico para vengarse de Otello, y también de ella, a quien ama. Pero es Desdémona el centro de todo”.
Por su parte, emocionado al comentar que lleva 54 semanas sin pisar un escenario, el estadounidense Gregory Kunde recordaba que debe ser el único tenor que ha cantado el Otello de Rossini y el de Verdi en un mismo teatro. Papeles muy contrapuestos vocalmente que en su momento llegó a compaginar. Pero respecto a la producción que se vio de este Verdi en el Liceu en el 2016, protagonizada por él mismo, Kunde señala que no se puede comparar a la de ahora. “Esta es más psicológica, se observa todo de los personajes y de su interrelación”.
Gustavo Dudamel bromea con el director artístico del teatro, Víctor Garcia de Gomar, flanqueados de izq a dcha por Carlos Álvarez, Krassimira Stoyanova, Gregory Kunde y Amélie Niermeyer Xavi Jurio
“Es magnífico estar de vuelta –añadió el tenor–, he esperado mucho para poder trabajar con Dudamel y es alucinante, tiene unas ideas fantásticas”. ¿Como cuáles? Las pausas que propone en el texto, por ejemplo, pausas que a Verdi le habrían encantado, opina. "El coro de Vittoria, Vittoria! se toma mucho tiempo para decirlo, y es una interpretación fantástica”.
Carlos Álvarez bromeó sobre su habilidad para encarnar el mal... “Es verdad que bajo este aspecto de bonhomía se esconde una gran maldad, solo he de actuar tal como soy” . Tras las risas afirmó que “con el paso de los años, he aprendido a no juzgar a mis personajes, porque desde un punto de vista ético sería imposible meterme en su piel. Juzgándolos no puedo ser libre”.
Sobre la crítica que el propia Verdi hacia a la violencia contra las mujeres, Álvarez lamenta que aún tengamos que seguir aprendiendo que hay determinadas actitudes de las relaciones entre seres humanos que no se deben producir. "Que la ópera sirva para apuntar situaciones con las que se puede hacer critica social, es muy buen asunto”, añadió. El barítono malagueño alabó el valor de instituciones como el Liceu que utilizan todos sus recursos “para que podamos volver a una situación de bienestar social y mental. En otros sitios donde el parón ha sido mayor va a ser muy difícil regresar a la normalidad”.
“Vemos cosas terribles –concluyó Dudamel– como que se cierran teatros. Lo que está pasando ahora es un renacimiento. No solo en las artes sino en la sociedad”. Tenía ocho o nueve años cuando escuchó por primera vez Otello de Verdi. La halló en la discoteca de su profesor, que era muy verdiano y mozartiano.
“Aquello fue el descubrimiento total, con una primera escena ya abrumadora. Con una fuerza que te hace sentir visualmente todo lo que estás escuchando. Pero la abandoné, no la escuché demasiado hasta que le tuve que hacer en el Met de Nueva York en 2018, y cada día la voy descubriendo un poco más”.
El segundo reparto, con Jorge de León, Eleonora Buratto y Zeljko Lucic, apunta a futuros verdianos.
MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia