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NOTÍCIA

Pablo Sáinz Villegas rebobina 80 años hasta el estreno del 'Concierto de Aranjuez' en el Palau

19/3/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/musica/20210318/6474460/pablo-sainz-villegas-guitarra-concierto-aranjuez-camera-musicae-palau.html

Pablo Sáinz Villegas (Logroño, 1977) es uno de esos raros casos de humanismo musical en que el éxito absoluto no está reñido con el compromiso social y la fe en la capacidad empática de las personas. El músico riojano, considerado como uno de los solistas más importantes del mundo en su instrumento así como embajador de la cultura española, es el primer guitarrista que invita la Filarmónica de Berlín en las últimas cuatro décadas.

El director d'orquestra Gustavo Dudamel durant la interpretació de l'òpera de 'Il Trovatore' de Giuseppe Verdi al Liceu de Barcelona l'1 d'octubre del 2020. Pla mig. (Horitzontal)

Sucedió la noche de fin de año de este fatídico 2020 azotado por la pandemia, bajo la dirección de Kirill Petrenko. Lo cuál le afianza como sucesor del legendario padre de la guitarra clásica, Andrés Segovia. Artista en exclusiva con Sony Classical, el guitarrista español, que ocupa un lugar en la tradición de grandes guitarristas como John Williams y Julian Bream, es esta semana el solista invitado de la Orquestra Simfònica Camera Músicae.

Interpretarán El concierto de Aranjuez que el maestro Joaquín Rodrigo compuso con 37 años cuando nadie se había atrevido todavía a compaginar el sonido de la guitarra con el de una orquesta. De su estreno en el Palau de la Música Catalana se cumplen ahora ochenta años.

El programa, que la OCM completará con la 8ª Sinfonía de Beethoven, se presentará cuatro veces: el viernes 19 en Tarragona, el sábado 20 en Lleida y el domingo en doble sesión (17.30 h y 20.30 h) en el Palau de la Música Catalana, dirigido por el titular de la formación, Tomàs Grau. Las entradas para esas dos últimas sesiones pueden adquirirse en la web de La Vanguardia con descuentos de hasta el 50% para suscriptores.

"Con los pocos años que llevan de existencia, es de las orquestas que forma parte del ecosistema musical y con mucho prestigio. Así que cuando me llamaron no lo dudé -explica el guitarrista riojano en conversación telefónica-. Más aún para celebrar el 80º aniversario del estreno de este Concierto por Regino Sainz de la Maza".

¿Este año de introspección le ha permitido hacer otra aproximación a esta obra icónica de Joaquín Rodrigo?

Sin duda. Como intérprete y como músico, lo que transmito es mi esencia emocional y mi voz a través del prisma de una obra legendaria como el Concierto de Aranjuez. Que como todas las que pasan a la historia y son universales, es un pozo insondable por explorar. Siempre sigo encontrando esas pequeñas sorpresas que se esconden en él, con ese horizonte, ese universo mágico que se desvela ante tus ojos. Este año de pandemia nos ha hecho diferentes personas, nos ha hecho ver al vida con otros ojos, acercarnos a nuestra propia vulnerabilidad como seres humanos, y al mismo tiempo nos ha desvelado nuestro poder, nuestra fuerza interior para desarrollar esa empatía que nos hace sentir que unidos somos más. Y todos esos elementos me han hecho acercarme a esa obra desde esa perspectiva, incluso inconscientemente.

La ha tocado durante muchos años y por tantos países del mundo...

Y ante muchos públicos y con distintas orquestas. Es una obra que forma parte de lo que soy como ser humano y como músico. Al final cada vez que la toco es una experiencia única. Los elementos cambiantes son los que hacen que sea una interpretación única. Y el público es parte activa del proceso creativo. Para mí la música pertenece a la gente. Y se la ofrezco. Es como liberar del pentagrama cada nota de esa partitura, y devolverla al aire cual pompas de jabón.

Siendo tan bella, nunca deja de ser una pieza tristísima, con un adagio dolorosísimo.

Porque es alrededor del segundo movimiento que gravitan el primero y el tercero. Y ahí el maestro Joaquín Rodrigo supo transmutar una pérdida dramática como es la de un hijo. La guitarra representa la voz humana de ese sufrimiento, y la orquesta es la voz divina, la de Dios. Es la conversación de esas dos entidades que el ser humano siempre ha tenido, esa lucha y esa frustración también.

Joaquín Rodrigo supo transmutar la pérdida dramática de un hijo: la guitarra representa la voz humana del ese sufrimiento, y la orquesta es la de Dios"
Rodrigo supo transmutarla en un proceso de aceptación. Y en el momento actual supone un conato de esperanza para todas las personas que deseamos que termine este proceso tan duro y catártico que vive el mundo. Y también un consuelo para quienes han sufrido, como el maestro Rodrigo. Ese segundo movimiento es la reconciliación en paz. Para a partir de ahí crecer juntos, celebrar las alegrías y convertirlas en éxtasis.

¿Y personalmente sostiene usted ese diálogo con la orquesta en tanto que voz divina mientras toca?

Es mi relación conmigo mismo y con mi propia divinidad lo que exploro con esa obra. Y a pesar de que no conocí al compositor, cada vez que la toco siento que es una conversación confidente, un viejo amigo. Y ahí es donde invito al público, a ese hogar emocional. Ese conocimiento de uno mismo es lo que al final me define como artista, a cualquier artista. El arte, la música es un espejo donde los artista nos vemos reflejados, donde vemos nuestros miedos, certezas y pasiones. Y para mí es un propósito que la guitarra y la música sea ese espejo también para la gente. Que al salir del concierto hayan celebrado su parte de divinidad. Porque el arte es una expresión que viene de la creación. Eterna y artística.

¿Le supone una carga el peso del flamenco dentro de la españolidad de la guitarra?

Mi propósito es mantener viva la tradición de la guitarra clásica española, una tradición que Andrés Segovia y Narciso Yepes hicieron universal y la convirtieron en un instrumento adorado por públicos generales. Y en cierta manera ese eslabón se ha ido diluyendo y está todo mezclado con la guitarra flamenca. Yo soy un gran amante de la guitarra flamenca. Recientemente hice un documental con Tomatito y me apasiona la energía que se pueden crear entre ellas.

Es mi responsabilidad que la guitarra represente la multiculturalidad maravillosa que atesora España"
Es mi responsabilidad que la guitarra represente la multiculturalidad maravillosa que atesora España y que nos hace únicos en el mundo: la presencia de catalanes, vascos, andaluces, riojanos... hace que sea un lugar donde confluyen tantas culturas y tradiciones... Y eso le confiere un valor único. Y la voz de ese instrumento que tradicionalmente está tan vinculado a la historia de lo que es España, para mi abraza toda esa multicuturalidad. Yo la celebro como una manera de aprender los unos a los otros. Que este mundo sea de riqueza y de compartir y no un mundo en blanco y negro. Una responsabilidad como civilización de celebrar lo que nos une.

¿Por qué es un instrumento tan cercano al corazón de las personas?

Porque en sus orígenes estuvo vinculada a lo popular y también a lo culto. Estaba con los trovadores sonando en serenatas y romanzas pero también en la corte. Y esa dualidad le confiere ese lugar cercano al corazón. Es un puente de comunicación entre diferentes culturas y condiciones sociales.

¿Cómo se le encendió la chispa de la guitarra siendo pequeño?

Empecé a los seis años a tocar la guitarra. Mis padres querían que tuviera una educación humanista y me sentí muy cómodo desde el principio. El instrumento me decía algo especial, intimo y confidente, y comencé a desarrollar de manera natural esa relación de mas de 37 años ya. La primera vez que salgo a un escenario es a los siete, en el teatro Gonzalo de Berceo de Logroño.

Sentí toda esa energía y aquel día se definió mi relación con la guitarra. Yo ya quería tocar otra vez. Y a mis padres se les ocurrió que fuera a las residencias de ancianos. Con siete y ocho años yo ya vivía mi sueño. Todos podemos hacer de este mundo un mundo mejor, sencillamente preocupándonos de nuestra realidad más cercana.

Antes de que se hablara del muro de Trump, usted ya intentaba vincular ambos lados de la frontera entre Estados Unidos y México.

Sí. El proyecto que desarrollé en Tijuana y San Diego buscaba crear lazos de comunicación entre esos dos lados de la frontera. Dos universos totalmente distintos separados sólo por 15 kilómetros. Lo desarrollé también en colegios de diferentes partes de Estados Unidos. En definitiva, les cuento historias a las que la música pone banda sonora. Soy un contador de historias en general.

¿Qué tipo de historias?

Cojo por ejemplo Recuerdos de la Alhambra, de Tàrrega, y la ubico en Granada. Y les hablo de que durante 800 años en España convivieron tres culturas, la árabe, la judía y la cristiana. Y que había retos pero que aprendían de las diferencias. Y que Alfonso X El Sabio creó una escuela de traductores en Toledo a la que astrónomos y demás sabios fueran a compartir. Y que ahí se creó la primera enciclopedia. Y ahí les transmito el aprendizaje de las diferentes culturas. Que los árabes venían de desiertos y se enamoraron de Granada, donde llegaban las aguas de la Sierra Nevada.

¿Y qué más?

Que construyeron ese palacio a orillas de ese río, e hicieron esas fuentes en cada una de las habitaciones de ese palacio porque el susurro del agua era un lujo para ellos. Y les digo a los niños y jóvenes que cierren los ojos y piensen que están escuchando la fuente y compartiendo con niños de otras culturas. Y ahí es cuando les empiezo a tocar Recuerdos de la Alhambra. Y al final las imágenes se quedan en el corazón de las personas.

¿Cuántos niños le han escuchado ya?

Cuarenta y cinco mil niños y jóvenes de todo el mundo. Para mí no hay diferencia entre estar en el Carnegie Hall o ante niños de un colegio de Tijuana. Lo único que cambia es el lazo, más rutilante en el Carnegie Hall y más sencillo el de Tijuana. Lo que comparto son valores de multiculturalidad, tolerancia, responsabilidad social. Y creer en los sueños. Porque depende de nosotros, de nuestra pasión, entrega y esfuerzo. Y cuando un sueño viene puro desde el corazón antes o después se cumple.

¿Cómo fue la experiencia de debutar con la Filarmónica de Berlín en Fin de Año?

¡Narciso Yepes había tocado allí! Y yo de estudiante había estado allí y ya había esa inconsciencia de esos sueños. Y veinte años después ahí estaba yo, disfrutando de ese sueño. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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