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El año Joan Manén recupera la obra de un genio que lleva medio siglo olvidado

10/2/2021 |

 

https://www.lavanguardia.com/cultura/musica/20210209/6233054/ano-joan-manen-compositor-olvidado-violinista.html

Su megalomanía y la dificultad de su música jugaron en contra de su pervivencia

Niño prodigio del violín y compositor autodidacta, Joan Manén (1883-1971) era hijo de un estrafalario gerente del textil que en cuanto cumplió once 11 años lo puso a dar conciertos. Lo apartó del estudio del violín y se lo llevó de gira por América Latina hasta hacerlo debutar en el Carnegie Hall de Nueva York. No importaba que la Corte española lo quisiera becar en Bruselas... “ Cómo quiere enseñarle usted mismo si no es músico”, se lamentaba el profesor belga que quedó boquiabierto ante el talento del joven violinista. “Muy sencillo, yo indico dónde está el error y él encuentra la forma de solucionarlo”, atajó el padre.

No deja de sorprender que a los 50 años de la muerte de Manén, su nombre y obra adolezcan del reconocimiento que le corresponde. El año Manén que ahora empieza reivindica una figura primordial en la historia musical catalana, un violinista con una de las carreras de mayor prestigio internacional (más de 4.000 conciertos por todo Europa y América), a quien a inicios del s. XX se consideró heredero del gran Pablo Sarasate. Y a quién la crítica alemana comparó por sus óperas y sinfonismo con R. Strauss o Mahler.

Pero Manén no tuvo una niñez normal. Acudió solo tres meses a la escuela (se peleaba con todo el mundo) y a los 14, cuando empezaba a odiar el violín, el padre lo puso a componer sin que el chico supiera por dónde empezar. Cuando a los 15 va a Berlín, contacta con el mánager de Sarasate. Y aprende yendo a conciertos y disfrutando de una importante biblioteca musical. Además se enriquece en contacto con grandes como Max Bruch, Antonin Dvorak, Camile Saint Saens... Y la Filarmónica de Berlín, de Viena o el Concertgebouw le interpretan obras.

¿Cómo cayó su nombre del patrimonio musical catalán? ¿Por qué ha tenido que surgir una Asociación Joan Manén para que, con el apoyo ahora de la Generalitat, se ponga remedio a este olvido?

“Las razones del olvido hay que buscarlas en parte en su lenguaje postromántico nacionalista, que quizá ya no comulgaba con las nuevas tendencias compositivas del momento. Eso hizo que lo arrinconaran como un autor pasado de moda, sin ir a conocer la calidad de su obra. Por otra parte, vivió hasta los 88 años, una longevidad poco usual en alguien del siglo XIX, lo que hizo que su figura se fuera diluyendo”.

Lo explica el pianista Daniel Blanch, comisario del Año Joan Manén y uno de los fundadores de la mencionada asociación, que surgió hace una década de la reunión que un grupo de músicos mantuvo junto con el empresario Joan Mas cuando se conmemoró el 125.º aniversario del nacimiento del genio barcelonés. En aquel momento hablar del compositor y violinista suponía tratar una figura completamente desconocida de la historia musical en Catalunya, y por lo tanto era necesario poner en valor su importancia.

Pero en este olvido también juega un papel su personalidad. “Era muy orgulloso, un megalómano, tenía un divismo que tiraba atrás y hacía que mucha gente aquí no sintonizara”, indica Blanch. No se entendió con el Liceu, donde había estrenado tres de sus siete óperas, Giovanna di Napoli, Neró i Acté (1903) y Soledad (1952). Quería que el teatro le estrenara Don Juan, una trilogía de óperas inédita que finalizó en 1963, pero no tenía buena relación con Joan Antoni Pàmies, el empresario del teatro desde 1947 a 1980. De manera que intentó construir su propio auditorio Joan Manén, en la calle Balmes con Castanyer donde ahora se ubican los cines. Había mucha gente que le apoyaba, pero los detractores consideraban que hacía competencia al Liceu.

"Financiado por él mismo y su adinerada esposa, Manén pone la primera piedra en 1954. Llegan a levantar el esqueleto de lo que iba a ser un auditorio de máximo nivel, pues él no se ponía por menos, con un foso para 150 músicos. Llevaban cinco millones de pesetas de la época invertidos cuando Fidel Castro sube al poder en Cuba y le requisa los terrenos azucareros a la esposa de Manén, de manera que en 1959 no pueden continuar con las obras", prosigue Blanch.

"Entonces llega a un acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, con Porcioles, para ceder el teatro a la municipalidad si se comprometen a acabarlo. Pero se paraliza. Y en 1963 lo recupera el músico y lo acaba vendiendo a Balañá, quien le promete que levantarían el auditorio Joan Manén para cine, música y teatro. Él muere en el 71, los hijos se encuentran con problemas de permisos de obras y finalmente derruyen todo y hacen los Cines Balmes".

En Catalunya ha tenido que desaparecer la generación que lo conoció por valorarlo no como persona sino como músico, apunta el comisario del año Manén. Sin embargo, hay otro factor que hace que no sea programado: la dificultad. Sus obras para violín están al nivel de su técnica. Y en sinfonismo adquiere dimensiones grandilocuentes, de gran amplitud y extensión. “Le gustaba desarrollar mucho los temas. Y aquí éramos más amantes de la pequeña forma y la concisión”, apunta al comisario. “Su música puede parecer que tiene muchas influencias y diversas y que por lo tanto no tiene personalidad, pero demuestra una construcción perfecta de los temas y leit motives, parecido a Wagner, y con gran nivel de inspiración”.

A parte de música escribió también siete libros, tres de los cuales son sus memorias en las que hace gala de un gran sentido del humor. Y mantuvo durante años, desde 1944 a los años 50, una columna en La Vanguardia, Variaciones sin tema, sobre música y sus experiencias. Y hasta el año 70 aún escribía alguna cosa, decimonónicas pero interesantes.

"En realidad era una persona encantadora y agradable, era un conquistador, tenía múltiples relaciones amorosas, a veces de manera paralela, pero en todo lo que creaba como artista marcaba una distancia -afirma Blanch-. En general quería rodearse solo de los que estaban a su nivel... Pau Casals, Eduard Toldrà o Lluís Millet tenían muy buena relación con él. Toldrà siempre lo tuvo en alta consideración; la Orquestra Pau Caslas interpretaba obras suyas; él mismo dirigió la formación; Gaspar Cassadó le estrenó un concierto al cello; Andrés de Segovia a la guitarra o Alicia de Larrocha al piano también lo interpretaron. Si su música no hubiera sido de calidad todo esto no habría sucedido".

Joan Lamote de Grignon defendió sus óperas cuando en 1904 la crítica de Neró i Acté en el Liceu fue mala. Se estrenó en Colonia, en Leipzig y en Dresde... y dos veces en Barcelona, pues se volvió a representar en el 1933. "Pero en aquella primera ocasión se trataba de la primera ópera en catalán que se hacía en el Liceu (en el XIX se había hecho sólo una opereta) y la sociedad y la intelectualidad de la época ven en Manén a un chaval de 20 años dirigiendo la orquesta, que tiene éxito fuera y llega con un lenguaje centroeuropeo introduciendo temas populares catalanes... Para aquella gente eso era destrozar 'nuestros temas'... pero él al cabo de tres años triunfa en Alemania al lado de Richard Strauss...", asegura Daniel Blanch.

Joan Manén quedó al final como una figura estrambótica. Le gustaba dar la nota, tenía un punto esperpéntico, como cuando dirigiendo Neró i Acté en el Liceu había mal ambiente en la orquesta del teatro porque él era muy exigente. Uno de los violinistas le dijo que para tocar aquel pasaje hacía falta una escalera. Y él le tomó prestado el violín y le demostró cómo hacerlo... "Regrese usted al conservatorio y aprenda a subir la escalera", le espetó.

Siempre tenía que ser el primero en todo y con algunos pianistas tuvo desencuentros. Yendo de gira con Alexandre Josep Ribó, Manén cogió un billete de primera clase para sí mismo y otro de tercera para el pianista. Y encima le pidió que le llevara el violín. Éste le mandó a paseo y le dijo que no contara con él para la gira tras lo que Manén envió un telegrama a su agente: 'Pianista fallecido, urge nuevo pianista urgentemente'. La familia de Ribó creyó que había muerto.

Concierto inaugural en el Petit Palau
ntre las actividades del año Manén hay un ciclo de conciertos y tres grabaciones discográficas. El concierto inaugural, hoy (19.30 h) en el Petit Palau, es un recital de voz y piano con diez cantantes (Júlia Farrés-Llongueras, Roger Padullés, Maria Teresa Garrigosa, Montserrat Seró, Beatriz Jiménez, Marta Valero, Josep Ramon Olivé, Elena Copons, Anna Tobella y David Alegret) y obras de Manén y contemporáneos suyos como Granados, Garreta, Mompou o Albéniz, y también Brotons o Cervelló. A la sala se accede por invitación pero todo el mundo lo puede seguir por YouTube. El ciclo incluirá otras citas en L’Auditori (en mayo el monodrama Medea), Ateneu Barcelonès, Conservatori del Liceu o el mismo Palau, donde se interpretarán en septiembre sus Quatre cançons populars catalanes. 

MARICEL CHAVARRÍA
La Vanguardia

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