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Enquesta

Leonard Bernstein, director y divulgador

25/8/2018 |

 

Figura mediática, le gustaba la gente, acercarse a ella y hablar de música

Cien años de Leonard Bernstein, el músico que hizo de la televisión una sala de conciertos
Parece un contrasentido que en aquella televisión en blanco y negro, de imagen inestable y sonido espeso pudiera hacerse popular un programa destinado a explicar qué es la música. Sin embargo, allí se hicieron famosos los Young People’s Concerts, proyecto de la Filarmónica de Nueva York que Bernstein adoptó y protagonizó durante catorce años. Estaba descubriéndose la hipnosis ante una pantalla capaz de vivir el asesinato de Kennedy, entrar en la famosa convención del Partido Demócrata, observar prevenida la mística de los Beatles, el activismo de los hippies y la espiritualidad de LSD. Bernstein fue pionero del medio y descubridor de un lenguaje y coreografía que luego se ha repetido hasta la banalización. La imagen cordial, cercana y embaucadora de un mundo que quería abrir los ojos ante la música sin cerrar todavía los oídos.

El caso de Bernstein es único porque se trata del primer músico internacional de formación enteramente americana, lo cual explica que su interés fuera muy diferente al del atildado y milimétrico Herbert von Karajan, quien desde Alemania también se interesaba sobre los beneficios de la sugestión visual pero a través del cine. Al actor Bernstein le importaba algo menos el método a pesar de lo trabajado de sus apariciones. Algo se cuenta de todo ello en la traducción que Siruela hizo hace algunos años de los «guiones» televisivos según el original de su colaborador Jack Gottlieb. Aunque no hay nada mejor que Internet para comprender que en cualquier ocasión que surgiera a Bernstein le gustaba la gente, acercarse a ella y hablar de música.

Fue una figura mediática incluso para la industria del disco. Precisamente, Pristine Classical acaba de publicar su famoso debut con la Filarmónica de Nueva York en 1943, cuando sustituyó en el último minuto a Bruno Walter en un concierto que la radio transmitió a todo el país. Poco después se convertiría en titular, introduciendo como novedad a Stravinski, Ives y Copland. Y a partir de los sesenta a Mahler, a quien revalorizó casi en paralelo a la consolidación de su trabajo con la Filarmónica de Viena. También se ha escrito mucho del significado que dio a este repertorio y quizá en exceso, pues según señalaba el propio Bernstein en el primer concierto para jóvenes y luego ratificó en «The Unanswered Question» (1976), su contribución más significativa al pensamiento musical, es dudoso que «el significado musical esté vinculado a historias o imágenes».

Alberto González Lapuente
Abc