La siembra entre música y filosofía ha producido magníficas cosechas.Desde la antigüedad al presente, de Pitágoras y Aristóteles a Adorno, esa conexión ha estimulado la mente de grandes pensadores en múltiplesaspectos. La línea traspasa ahora al siglo XXI de la mano del francés Bernard Sève, profesor de Estética y Filosofía del Arte, con El instrumento musical (Acantilado).
Si buceamos parentescos en el árbol genealógico de la Historia, puede que hallemos una ascendencia directa del tiempo presente en el barroco. Por eso conviene a veces dejarse de teorías ornamentales y volver a las esencias. Resulta refrescante. Es lo que ha buscado Sève. Entre sus intenciones, destaca empeñarse en indagar el misterio de lo básico. Acercarse a esas verdades que, de tan evidentes, nadie repara en ellas. La directa relación del arte de la música con el instrumento, su simbiosis, es lo que mueve este trabajo. Pero no desde el punto de vista técnico, sino filosófico.
Según Sève, la imaginación humana se demuestra mucho más libre cuando inventa un instrumento musical que cuando crea cualquier otro objeto. La exploración del sonido responde a leyes de otra dimensión. La fantasía entronca ahí con la más íntima sensibilidad sin que ésta necesite mediaciónni interferencias del intelecto. Su propia esencia no práctica se lo permite. Representa por ello, para el autor, la más libre de ataduras.
Todos los pensadores relevantes que se han arriesgado a dar respuesta a los diferentes enigmas del arte musical caben en este libro
La peripecia de esa búsqueda, entre la aparición de la flauta y los sonidos producidos por ordenador,es la que se ocupa de describir estemagnífico libro. Desde las primerasmanifestaciones de cultura a la electroacústica de vanguardia. Pero el centro de toda esa odisea civilizadora reside en el amplio territorio de