La música ayuda al desarrollo de las personas, más todavía si se encuentran privadas de libertad. Así lo ha entendido el Gran Teatre del Liceu que presentó una prueba piloto de dos recitales que llevarán ópera y zarzuela a dos prisiones catalanas, una iniciativa que se integra en el Proyecto Social del coliseo lírico barcelonés y que cuenta con la complicidad de la Obra Social de La Caixa. Hace años –en 2005 y 2008– se emitieron a las prisiones sendas óperas desde el Liceu, pero nunca antes se había invitado a artistas para que llevaran su arte y lo ofrecieran en directo a los internos. El proyecto también implica la preparación de los programas que se ofrecerán gracias a talleres y todo tipo de actividades preparatorias, tanto en las respectivas escuelas como en las bibliotecas de cada prisión implicada.

«Es un proyecto artístico que pretende divulgar la actividad del teatro fuera de nuestras paredes», afirmó la directora artística del Liceu, Christina Scheppelmann, «esta vez llegando a un colectivo que lo necesita. También habrá tiempo para conversar con los intérpretes y se explicará el contexto de cada pieza que se ofrecerá en los recitales». El 8 de junio en Brians 2 se presentará el programa «De “Carmen” a “La tempranica”» a cargo de la soprano Rocío Martínez y de la mezzo Marisa Martins, con Rodrigo de Vera al piano. El 22 de junio, en Quatre Camins, el tenor David Alegret y el barítono Carles Daza defenderán el programa «De “L’elisir” al “Barbiere”», siempre con De Vera al piano.

Amand Calderó, director general de Serveis Penitenciaris, afirmó que esta iniciativa, que se presentó a dos días del cierre definitivo de la histórica Cárcel Modelo, apoya una misión relevante: la reinserción de los internos y colaborar en la mejora de sus capacidades. «Con la música podemos trabajar valores, emociones y hábitos, además de permitir el acceso a la cultura a ciudadanos en una situación de vulnerabilidad, abriendo los horizontes de los reclusos». Quizás tan importante como el concierto es el trabajo previo que los asistentes realizan –unos 250 en cada cárcel–, ya que le están dedicando casi un mes para desarrollar diversos aspectos en torno al concierto, el Teatro y la ciudad. «Se ha generado una dinámica muy positiva para trabajar la creatividad y los valores. En la reinserción se tiene que sumar», continúa Calderó, quien agradeció «la sensibilidad social del Liceu y de las entidades que apoyan este proyecto. La respuesta de los internos está siendo muy positiva y ya hay mucha expectación».

Salvador Alemany, presidente del Gran Teatre, se congratuló por este tipo de actividades nacidas con el objetivo de que se puedan prolongar en el tiempo y de que «dejen huella. El Liceu debe salir de su perímetro físico y ahora lo hacemos con ganas, lejos del tópico de que la ópera es elitista».

La iniciativa nació de la Generalitat y Pau Villòria, secretario general de Cultura, subrayó que uno de los objetivos del departamento que dirige es apoyar la cohesión social, «algo que se consigue con este tipo de iniciativas», apuntó.