Herbert von Karajan, posiblemente el más emblemático director de la Filarmónica de Berlín, dijo en una ocasión que el arte de dirigir consiste en saber cuándo dejar la batuta para no estorbar a la orquesta. Y ese parece ser el dilema que mantuvo ayer reunidos durante 12 horas ininterrumpidas a los 124 actuales componentes de la mítica formación. En la votación para nombrar al sucesor de Simon Rattle, los 'filarmónicos' sienten que se juegan su propia forma de entender el trabajo de la orquesta y se esfuerzan por hallar la batuta que, no solamente los dirija, sino que sepa también cuándo dejar de dirigirlos. La elección resultó imposible y la decisión queda aplazada durante un año.
Posiblemente nunca sepamos lo que ocurrió ayer en la Iglesia de Jesucristo de Dahlem, puesto que queda sujeto a secreto. Cada integrante de la orquesta llegó con religiosa puntualidad al templo elegido para llevar a cabo el ritual. Cada uno entregó a la entrada su teléfono móvil, puesto que la elección requiere total incomunicación con el exterior. Y cada uno entregó además un sobre cerrado con cinco nombres, fruto de deliberaciones y votaciones previas. Una vez abiertos y recontados los votos, comenzó a discutirse sobre los cinco más mencionados. Pero no hubo manera de llegar a una mayoría absoluta.
La opción conservadora y que gozaba desde el principio de gran aceptación eran la de Christian Thielemann (1959), que ya estuvo afincado en Berlín dirigiendo la Deutsche Oper y que representa la 'alemanidad', el sentido del rigor más estricto y el concepto de orquesta como máquina musical de precisión láser. Pero sus opositores han alegado, también desde el principio, que la batuta de Thielemann forzará a la orquesta a volcarse sobre el repertorio romántico y alejará opciones más arriesgadas, rompiendo con una línea de experimentación en la que Rattle ha abierto camino y en la que los maestros desean seguir profundizando.
La opción progresista la representaba el venezolano Gustavo Dudamel, que ha engatusado a buena parte de la orquesta en sus recientes pasos por el podio. Dudamel tiene 36 años y es entendido por los músicos como una especie de joven Barenboim, director al que la Filarmónica de Berlín adora. Dudamel encarna la capacidad de aportar nuevos puntos de vista, de arrastrar a la orquesta a la inescrutable aventura del siglo XXI, pero sus oponentes alegan que podría volver la orquesta demasiado aventurera.
Las votaciones se fueron sucediendo hasta las nueve y media de la noche y los músicos, con convocatorias de ensayos para hoy a primera hora, aplazaron la decisión. "La atmósfera es muy constructiva. Mañana seguiremos trabajando y se convocará otra nueva cita para continuar con el proceso de elección", dijo en unas breves declaraciones el presidente de la orquesta, Peter Riegelbauer, que explicó que la elección se prolongará "en el transcurso de un año".
No hay precedentes de esta falta de consenso, aunque algo parecido ocurrió en octubre de 1989, tras la renuncia de Karajan, lo que supone todo un piropo para Rattle. Pero no sería correcto deducir que de las dificultades para lograr un amplio consenso surgirá un director con menos apoyo o que la orquesta no abrirá una nueva etapa de esplendor. Karajan, sin ir más lejos, fue sucedido contra todo pronóstico por Claudio Abbado, que dio lugar a un periodo glorioso. Entre los nombres alternativos figuran Andris Nelsons y el español Pablo Eras Casado.
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