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La Fura vuelve a enamorarse de Manuel de Falla

29/1/2015 |

 

La compañía catalana prepara una adaptación de ‘El amor brujo’

 

Carlus Padrissa, director de La Fura dels Baus, en 2013. / Toni Ferrer

Nunca fueron discretos. Ni templados. Ni moderados. No lo son. Y no parece haber visos de que vayan a serlo jamás; no lo quieren. Evocar a La Fura dels Baus es expectación, ímpetu, tal vez inquietud. Y, siempre, un regalo: para el alma, para la vista o para el destrone brutal de arquetipos. Su afición a dar la vuelta a la clásica, los clásicos y la ópera tiene ya casi dos décadas de recorrido y avance –La flauta mágica, la Divina comedia o Aida, entre otras-; y ahora, en su centenario, le toca a El amor brujo, y no será la primera obra de Manuel de Falla que transformen.

 

La Atlántida, la cantata escénica que Ernesto Halffter perfiló de forma póstuma, se erige en la historia de la compañía como su debut en el mundo de la dirección de escena de una obra de música clásica. Fue el 23 de junio de 1996 en el Festival de Granada; Carlus Padrissa conserva ese momento nítido en su memoria. “Nuestro cariño a Falla viene de entonces, desde aquel día en la plaza de las Pasiegas”, la catedral atestiguó la victoria en esa batalla contra el mito de tener un clásico entre manos. “Ahora, con la excusa de que es el centenario, parece que todo puede ser más fácil. Lo estudiamos y vimos que todavía había formas nuevas de hacerlo”. Y aún si no quedaran, la habrían inventado. Padrissa se ríe.

La obra original se estrenó el 15 de abril de 1915 en el Teatro Lara de Madrid; este año podrá verse en la clausura del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, que dirige Diego Martínez. Pronunciado ese nombre, Carlus Padrissa vuelve a 1996: “Un día de aquel año yo tenía que dar una conferencia en la Universidad de Granada, aquel día conocí a Diego Martínez. Lo primero que me dijo fue que había que hacer El amor brujo”. Esa intención se cumple 19 años después, y la piedra renacentista de la catedral volverá a recoger el sonido de un espectáculo perpetrado por La Fura que, durante el Festival, correrá a cargo de la Orquesta Joven de Andalucía, con dirección del maestro venezolano Manuel Hernández Silva.

“En estos años, no nos ha ido mal. No somos una carga, y eso es importante. Si lo que hiciéramos provocara que alguien perdiese dinero, nosotros perderíamos opciones”, se ríe Padrissa. No. No les ha ido mal. Han tenido algún paso atrás para la crítica o el público –con M.U.R.S. más de uno levantó una ceja, o ambas-, pero jamás han sido indiferentes.

La experiencia aconseja preveer que El amor brujo: el fuego y la palabra tampoco provocará impasibilidad. La cantaora Marina Heredia, de voz y porte honde, trayectoria larga y reconocimiento reciente, será quien ponga la palabra; el bailarín y coreógrafo Pol Jiménez la envolverá junto a otros bailarines en esta coproducción de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid con el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, el Festival Internacional Castell de Peralada, el Sponsorship Consulting Media y la agencia Old and New Montecarlo en representación del Teatre Municipal de Sao Paulo y el Teatro Comunale de Bologna. “A esta pieza, hay que darle lo que se merece”, asegura Padrissa, “es la pieza más universal de España”.

 

El director, que quería alargar la obra para su espectáculo, “ha pasado de 37 minutos a una hora”, tuvo que pedir permiso a la familia. Y se lo dieron. “Hemos completado la pieza con otras composiciones del autor. La cuestión es que, ya de entrada, no queremos competir con los grandes artistas del flamenco que ya han tocado esta pieza de forma inmejorable”, adelanta Padrissa. La Fura va a inyectar la brujería, la magia, los sueños y los escalones al mundo onírico. “Dentro de la iconografía de La Fura, creo que ambos podemos salir airosos de esto”. Con ambos se refiere a la compañía, y también al ballet.

Bajo un halo rojo e intenso, Padrissa cree que han encontrado la clave para tocar esta pieza centenaria: “El conjuro de Candela para nosotros va a plasmarse en un bolígrafo y un papel. El mayor acto de poder, de brujería de esta mujer desalmada es que escribe: quiero que vengas. El máximo es la cultura, a través de ella, Candela toma poder porque toma conciencia”. Algo terrenal dentro de la hipnosis mágica del fuego y el agua, del movimiento de los cuerpos, del olor y la luz.

Isabel Valdés
El País

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