No se esperaba Jordi Savall el revuelo organizado por su renuncia al Premio Nacional de Música debido a la política cultural del Gobierno, pero lo afronta con la serenidad con que toca la viola de gamba y la meticulosidad en las respuestas a la prensa que le guía en su labor de investigación de las músicas de medio mundo. "Los artistas estamos siempre expuestos a la crítica de cualquiera. Todos los oficios tienen dos caras: la buena del nuestro es poder comunicar la belleza", señala con saludable estoicismo.