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La joven ha negado haber ensayado a todas horas entre los años 2003 y 2007 y ha añadido que hizo todo lo posible para minimizar los sonidos del instrumento. Entre otros, insonorizando tanto la habitación como el piano —que recubrió con mantas— o buscando locales alternativos para ensayar.
La vecina, por su parte, ha declarado haber vivido un auténtico calvario, sufriendo "ansiedad y nervios" porque el sonido era insoportable. También ha dicho que, a pesar de que intentó solucionar la situación, la familia de la chica nunca le hizo caso.
La Fiscalía considera que el sonido del instrumento superaba "el máximo de inmisión sonora" permitido por ley, y solicita una pena de siete años y medio de cárcel para la pianista, cuatro más de inhabilitación para tocar el instrumento. Para sus padres, a los que considera cooperadores necesarios, pide una multa de 10.000 euros, y una indemnización de 9.900.
