"Macbeth" de estrellas en Sevilla
20/2/2004 |
Carlos Álvarez y Violeta Urmana debutan la ópera de Verdi en el Maestranza
El 21 de febrero, el sevillano Teatro Maestranza presenta el título más esperado de su temporada: Macbeth de Verdi. La versión operística de la tragedia escocesa de Shakespeare se ofrece en una producción del Teatro Comunale de Módena, dirigida en lo escénico por Giancarlo Cobelli y en lo musical por Daniel Lipton. Contará con una pareja protagonista de auténtica excepción, el barítono Carlos Álvarez y la mezzo Violeta Urmana, quienes debutan en sus respectivos papeles. El Cultural ha conversado con ellos.
Prosiguiendo con la corriente verdiana que últimamente impera en nuestro país, llega al Teatro de la Maestranza esta apasionante ópera de la primera época del compositor, que se estrenó el 14 de marzo de 1847 en el Teatro della Pergola de Florencia, si bien la versión más conocida es la que Verdi presentó, con decisivos cambios, en el Teatro Lírico de París el 21 de abril de 1865. Ésta es la que se podrá ver también en Sevilla los días 21, 24, 26 y 29 de febrero, con otros relevantes nombres como el tenor José Sempere o el bajo Giacomo Prestia.
Se ha valorado siempre en Macbeth la fidelidad con que sigue el original shakesperiano y la fuerza de sus dos personajes principales, especialmente el de Lady Macbeth, uno de los más terribles del repertorio. Así lo ve Violeta Urmana, una de las voces femeninas más destacadas de los últimos años, que dejó en el Maestranza un magnífico recuerdo como Adalgisa en Norma. “No es un personaje fácil. Se ve que es mala ya antes de que empiece la obra, algo que yo no soy en absoluto”, declara bromeando. “Para ella, la ambición de poder lo justifica todo, y por eso llega a dar auténtico miedo. El problema está en expresar adecuadamente esa maldad con la voz”, afirma. Sin embargo, la cantante lituana no está de acuerdo con que Verdi, como a veces se ha dicho, exigiese una voz ‘fea’. “Creo que se refería más bien a una voz expresiva –matiza–. Es un papel aún belcantista, con agudos y coloratura, y también requiere una cierta fuerza en la voz, pero sobre todo hay que cantarlo bien”.
Es la primera vez que interpreta la obra en escena, aunque ya la cantó en concierto con gran éxito en el pasado Festival de Edimburgo. “Hacerlo en escena te ayuda mucho, porque hay cosas que en concierto llegan a parecer exageradas, aunque puedes centrarte más en los aspectos musicales”, indica. El montaje de Sevilla es muy interesante, porque se concentra en las relaciones entre los personajes y en lo que ocurre en el interior de cada uno, y no hay mucha acción superflua”, señala esta artista, favorita de directores como Riccardo Muti o Pierre Boulez y actualmente inmersa en un significativo cambio de cuerda. “Mi voz tiene un centro y unos graves muy seguros, pero me siento cada vez más orientada hacia el campo de soprano. De hecho, he dejado Azucena porque es una tesitura excesivamente baja, demasiado ‘salvaje’, con graves de pecho, y en 2005 cantaré mi última Éboli. A partir de ahora haré La Forza del Destino, Andrea Chénier, La Gioconda, Tosca, Don Carlo, Un Ballo in Maschera, quizá Aida o incluso Norma, esta última primero en concierto. Deseo con fervor cantar las bellas frases de las sopranos”, confiesa Violeta Urmana, que acaba de obtener un clamoroso triunfo con un recital en el Liceu. “Ha sido muy hermoso –dice–, porque no había vuelto desde que gané el Concurso Viñas, aunque regresaré como Kundry en Parsifal (obra con la que alcanzó el reconocimiento internacional en Bayreuth)”. También ofrecerá recitales en Valencia, Bilbao y Madrid, en cuyo Teatro Real se presentará como Santuzza en Cavalleria Rusticana en 2007.
Verdi y Shakespeare
Carlos Álvarez, por su parte, se reconoce fascinado por el tándem Verdi-Shakespeare, que le ha traído mucha suerte en sus interpretaciones de Ford en Falstaff o Yago en Otello. “En este momento me encuentro tomándole el pulso al personaje –comenta–. Macbeth es un hombre que se muestra fuerte en público, pero débil ante su esposa. Un guerrero con ambición en la Escocia de los clanes, en quien simplemente se cumple todo lo que le habían vaticinado las brujas. La primera muerte es difícil de justificar, pero luego se convierte en una especie de rutina, ya que la vida no tiene ninguna importancia para él. Su propia muerte es, de hecho, como una liberación”, sentencia el barítono malagueño. “Es un papel teatralmente muy rico, en el que tiene una enorme importancia el matiz. El primer dúo con Lady Macbeth está casi todo indicado sotto voce, y cada una de las frases es decisiva. Me ha ayudado mucho el Yago, y es un orgullo y una satisfacción debutar con los dos papeles en Sevilla”. Carlos Álvarez declara sentirse muy cómodo con el director de escena: “Es muy gráfico y tiene las ideas muy claras, lo cual te ayuda enormemente a la hora de crear un personaje. Ha apostado por una lectura bastante descarnada y poco heroica, en la que la protagonista es Lady Macbeth y yo soy el ‘agonista’, con una agonía que te lleva a la desesperación”.
Barítono verdiano
El cantante español se muestra enormemente agradecido a Verdi por haber escrito tan grandes papeles para barítono, y ya se perfilan en el horizonte Renato en Un Ballo in Maschera y Simon Boccanegra. “El primero llegará en 2005 en Nueva York y el otro posiblemente en 2007, aunque lo contemplo con mucho respeto por tener que reflejar el paso de una persona joven a un hombre mayor”, declara. “No me veo tanto como Nabucco, aunque el tema está muy en boga por el conflicto árabe-israelí. Para que luego digan que la ópera no está de actualidad. Sólo hay que hacerla con lecturas atractivas”.
Próximamente le veremos en el Liceu, de nuevo con Macbeth, y en el Real con la recuperación de Ildegonda, la primera ópera de Arrieta. “Es una obra muy interesante”, afirma, “plenamente italiana, a medio camino entre Donizetti y Carlos Gomes, y mi papel es muy lucido. Va a ser toda una sorpresa”, anuncia nuestro internacional artista, que se muestra claramente satisfecho de que su disco Andalucía esté entre los más vendidos del mercado. “Tuvimos la suerte de que participase el sello de RTVE, lo que ha facilitado la distribución. Queríamos presentar esta música con un gran respeto, y estoy muy contento del trabajo de la Orquesta de Málaga y Miquel Ortega”. Pero no es el único proyecto de Carlos Álvarez con su tierra. De hecho, se encuentra inmerso en la elaboración de los estatutos de una Fundación que llevará su nombre para promocionar la música lírica, cuya sede estará en su ciudad natal y en la que piensa invertir la remuneración económica que recibió recientemente por el Premio Nacional de Música, y que explica así: “Los cantantes de mi generación tuvimos mucha suerte, pudimos dejar nuestras ocupaciones y promocionarnos dentro y fuera de España, y es el momento de dar algo a cambio. No puede ser que ciudades como Sevilla o Málaga tengan dificultades para mantener sus temporadas, con aportaciones cada vez más reducidas. Si es verdad que vivimos un momento dulce en la ópera, que se demuestre”. A ver si cunde el ejemplo.
Rafael Banús
El Cultural