Hippocampus, el grupo especializado en interpretación histórica de música del siglo XVII y XVIII.
Aturdida como anda la industria musical en el ya largo y pesado debate sobre lo físico y lo digital, algo se mueve sin complejos en la clásica. La crisis no ha golpeado tan fuerte a este campo, pero muchos ven el momento como una oportunidad perfecta para arriesgar. Arsis, un pequeño sello español centrado en los periodos romántico y barroco, ha dado un golpe de timón y ha sido el primero en empezar a lanzar sus referencias en formato pendrive. Ni completamente físico, ni absolutamente digital. Un formato que, por su versatilidad, utilizan muchos dj's para transportar toda su música y pinchar en clubes que disponen de reproductores USB. También algunos grupos de pop para ofrecer contenidos extra. La novedad ahora es la atención que le presta la clásica para mudar el formato completamente y ensayar soluciones a esta época que no acaba de nacer, pero tampoco de morir.
Precisamente, el experimento arranca con toda una declaración de intenciones sobre la modernidad musical: Johann Sebastian Bach. Liebster Jesu es una llave USB que contiene las Cantatas BWV 32, 54, 84 y el Concierto de Brandeburgo número 6, BWV 1051 del compositor barroco interpretados por el grupo Hippocampus, que dirige Alberto Martínez Molina. Ocho gigas de contenido audiovisual que permiten, entre otras cosas, escuchar las grabaciones en formato wav, la máxima calidad de sonido.
La idea, que no se ha ensayado todavía completamente en ninguna major, admite implícitamente la derrota en algunos de los frentes abiertos de la industria contra el signo de los tiempos. Quizá es la mejor manera de avanzar. Por ejemplo, el pendrive no está protegido. Se puede volcar en el disco duro del ordenador directamente y sus contenidos pueden copiarse infinitamente. “Eso pasó con todos los formatos. Todo es pirateable. Hay que coger el toro por los cuernos”, explica Fernando Rivera, director del sello discográfico. “El mero objeto, como tal, invita a comprarlo. Es atractivo, tiene feeling… Al final, es una cuestión de fetichismo. Usamos buen papel, buena cartulina. Creemos que tiene su encanto”. Eso sí, cuesta 25 euros (en Arsis insisten en que el contenido es mucho mayor que el de un CD) y se vende en una caja de cartón un poco más pequeña que la de los discos compactos.
La enorme capacidad de estos soportes permite incluir grabaciones en alta definición de conciertos (para ópera resulta perfecto) y mejor calidad de sonido. También es muy útil para proyectos experimentales de larga duración o recopilaciones y cajas integrales. Puede usarse en ordenadores, televisiones, reproductores de coche… Y el sistema de navegación se estructura a través de un PDF interactivo en el que resulta bastante fácil moverse de un lado a otro. Las tiradas, en el caso de sellos como Arsis (profundamente artesanales hasta el punto de que el propio Rivera y su esposa Pilar empaquetan uno a uno los pendrive: así empiezan las revoluciones), son de unos 600 o 700, pero pueden aumentarse casi por unidades.
Entonces, ¿se quedará el USB como formato o es solo una transición más en esta infinita y dolorosa sala de espera de la crisis? “Imposible de asegurar. Pero estoy confiado, porque el invento aglutina herramientas de las que todo el mundo dispone. No se ha inventado nada nuevo, solo se han aprovechado elementos ya existentes”, señala Martínez Molina. Permanezca o no, es otra muestra de que algo se mueve en la música clásica.