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CRÍTICA

L'OBC a l'Auditorio Nacional de Madrid

La mejor escuela

13/3/2006 |

 

Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña
Franz-Paul Decker, director. Ana Ibarra, soprano. Obras de Wagner. Auditorio Nacional. Madrid, 12 de marzo.

Cumplía la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña su tradicional visita al ciclo de la ONE -que este fin de semana actuaba en la Ciudad Condal- y ratificó la excelente impresión dejada el año pasado en el programa Mahler que dirigió Ernest Martínez Izquierdo, quien cederá la titularidad de la formación la próxima temporada al japonés Eiji Oue. Esta vez fue Wagner el autor escogido, lo que suponía, además, incidir en la tradición que la liga al interés de su ciudad por la música del autor alemán. Al frente de la OBC estaba su principal director invitado, el veterano Franz Paul Decker -que en junio cumplirá 83 años-, encargado de poner en pie un programa exigente y muy hermoso, con obras de ésas que la audiencia conoce en versiones de muchas campanillas. Y el maestro de Colonia construyó cada pieza en un proceso que saltaba a la vista y al oído.

Desde el primer compás del preludio de Lohengrin se advirtió que íbamos a disfrutar de una sesión de altura. La música surgía y fluía con naturalidad, se iba haciendo en el momento, como si naciera sin preparación alguna aunque todo se hubiera trabajado en los ensayos. La versión del 'Encantamiento del Viernes Santo', de Parsifal, fue simplemente extraordinaria y muy bueno todo el resto del programa, con un 'Preludio y muerte de amor', de Tristán e Isolda, en el que la lógica no tapó a la emoción, y un 'Viaje de Sigfrido por el Rin' y una escena final de El ocaso de los dioses irreprochables. Convirtiendo en ridículo a tanto director gesticulante y teatrero, ahí estaba un Kapellmeister de la mejor vieja escuela, sacando el máximo de una orquesta que atendía sus indicaciones con la soltura y la confianza que dan los muchos años de trabajo común, aunque éste no haya estado exento de problemas. Una orquesta en estupenda forma que demostró empaste y seguridad en todas sus secciones, y en la que lució especialmente la oboe Disha English.

Ana Ibarra cantó formidablemente los Wesendonck Lieder. La joven cantante valenciana crece a ojos vistas y domina cada vez mejor una voz de amplio espectro, con unos graves muy interesantes.

Luis Suñén
El Pais

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