Martínez Izquierdo dirigeix La Creació amb l'OBC
Un mundo armónico
29/11/2005 |
Intérpretes: Cor de Cambra del Palau (Jordi Casas, dir.); María Espada, soprano; Marck Turner, tenor; José Antonio López, barítono
Director: Ernest Martínez Izquierdo
Lugar y fecha: Auditori (25/ XI/ 2005)
Varias circunstancias contribuyeron a hacer feliz esta sesión de la OBC dedicada a la interpretación del oratorio La Creación de Joseph Haydn, compuesto hacia finales del siglo XVIII. El error y el acierto - siempre en términos de apreciación subjetiva- son patrimonio del artista que se instala en una búsqueda constante, que se plantea desafíos, que en definitiva siente. Y esta experiencia sensible es la única que le otorga carta de identidad.
Por ello, en estos terrenos tan movedizos del arte y la cultura, siempre partiendo de un trabajo serio y a fondo, no sólo hay que valorar esta dimensión, sino la carga expresiva, la sensibilidad con la que se teje una trama que es la que llega al oyente. Y estas venturas y desventuras son parte del trabajo de dirección, en este caso de aplauso.
En esta Creación ofrecida por la OBC hay que distinguir la acertada y equilibrada elección de los participantes. El concertino Bolzi, dando aire y precisión a la cuerda, agilizando su sonido, purificándolo del vibrato, sin perder profundidad dramática y expresiva; el violoncelo Herwig Coryn - hay que ir al listado final para encontrar sus nombres-, eficaz en el continuo; y por fin, los solistas del cartel: homogéneos en timbre y calidad, de convincente vena melódica y expresiva los tres cantantes, de brillo y potencia la soprano
María Espada, estable y de bello timbre el tenor Marck Turner, contundente y claro el barítono José Antonio López.
El Cor de Cambra dirigido por Jordi Casas sigue demostrando su eficacia, la agilidad de sus cuerdas, su potencia y versatilidad. La orquesta respondió de buena manera al planteamiento del director, con dinámicas elocuentes, brillo en la madera solista - acertadas las flores a la flauta solista-, una cuerda homogénea en intención, y hasta un fraseo que alienta la sensualidad de algunos pasajes en los que tanto la perspectiva romántica como la del espectáculo ya se hallan presentes. Los aplausos dijeron seguramente mucho de esto.
Jorge de Persia
La Vanguardia