4/10/2020 |
Programa: Il trovatore
Lloc i dia: Gran Teatre del Liceu
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El compositor venezolano se estrena con esta obra de Verdi en el coliseo musical catalán
Obra: “Il Trovatore” de Verdi. Dirección musical: Gustavo Dudamel. Intérpretes: Rachel Willis, Y. Eyvazov, L.Tézier, Okka von der Damerau, Dmitry Belosselskiy, M. Gancedo y N. Losán. 1-X- 2020.
El director venezolano Gustavo Dudamel había anunciado que anhelaba dirigir desde pequeño esta popular obra verdiana que ha debutado en el Liceo de Barcelona con un destacado éxito. Dudamel estuvo muy atento a sacar el máximo partido de la Sinfónica y el Coro del Liceo; éste último brilló con una actuación de gran nivel por conjunción, proyección y pulcritud en los pasajes más delicados. La lectura del director venezolano estuvo marcada por la expresividad y el dramatismo, con pasajes de gran detalle y exquisitez; hubo momentos de gran pasión verdiana, pero también contención y exquisitez aunque los intérpretes tuvieran que adaptarse a su lectura.
En algún momento quizás se acentuaron excesivamente las pausas, pero en general Dudamel demostró su clase como uno de los directores sinfónicos más importantes del mundo y como un director operístico atento a sacar el máximo provecho de un reparto homogéneo y de nivel. La cancelación de la gran diva Anna Netrebko –por un positivo por coronavirus que la mantiene hospitalizada en Rusia– supuso una importante merma en el atractivo de la inauguración de la temporada y una presión adicional para el desempeño de la soprano Rachel Willis-Sørensen quien, a pesar de ello, salió airosa del reto.
A pesar de que no es todavía una voz verdiana por falta de fuste y proyección –que llegará con algunos años más de carrera– su Leonora destacó por su perfecta dicción, un registro central de gran belleza y calidez y un agudo en la mayoría de ocasiones bien proyectado y de calidad. Lástima que en los números de conjunto su voz quedaba algo tapada, pero sin duda es una artista de nivel, de exquisita musicalidad y preciosismo en la interpretación que le está labrando una carrera ascendente y que triunfó especialmente en la sentida aria del cuarto acto «D’amor sull’ali rosee».
Yusif Eyvazov ha interpretado el rol protagonista en numerosas ocasiones –la mayoría junto a su mujer, Anna Netrebko– y en su regreso al Liceu se movió con soltura y dinamismo. Su interpretación se basa en su valentía y motivación, que le valió el reconocimiento del público a pesar de contar con una voz que no es demasiado interesante ni bella. Una actuación meritoria que fue a más y que supero las extremas dificultades de la partitura con gran arrojo, especialmente en la «Pira». El barítono Ludovic Tézier fue un Conde de Luna de manual, con una voz redonda y aterciopelada, muy del gusto del público que lo aplaudió con profusión. Fue el único que al final de la función se dirigió al público para darle las gracias por su presencia en el teatro y también a la dirección del teatro por iniciar la temporada a pesar de la pandemia.
Muy destacado el Ferrando del bajo verdiano Dmitry Belosselskiy, con una voz de gran autoridad y proyección, y adecuada la mezzosoprano Ekka von der Damerau como Azucena, quien, seguramente, no tiene el registro grave y la profundidad como para deslumbrar en un personaje del que hay muy pocos intérpretes de referencia en la actualidad, pero su emisión del agudo en forte, la amplitud y calidad de su proyección y la cuidada línea de canto y dicción, dominaron con interés y emotividad el papel de la desequilibrada gitana. Muy adecuada la Inés de Mercedes Gancedo y correcto el Ruiz del joven tenor español Néstor Losán.