3/5/2014 |
Programa: Puccini: La bohème
Lloc i dia:Teatre de la Faràndula de Sabadell.
30-4-2014. Maite Alberola (Mimì). Francesco Pio Galasso (Rodolfo). Carlos Daza (Marcello). Núria Vilà (Musetta). Jorge Tello (Schaunard). Juan Carlos Esteve (Colline). Xavier Aguilar (Benoit y Alcindoro). Coral Infantil Agrupació Pedagògica Sant Nicolau. Coro AAOS. OSV. Rubén Gimeno, director. Carles Ortiz, director de escena.
Aforo: 1200 Asistencia: 98 %
En un teatro de La Faràndula lleno como en las mejores ocasiones, los AAOS presentaron La Bohème de Puccini, su última producción esta temporada. La propuesta ideada por el equipo habitual, Carles Ortiz y Jordi Galobart, conjugó tres espacios escénicos y, sobretodo, una dirección en los movimientos y las caracterizaciones muy logradas en naturalidad, variedad y vivacidad. Fue de lo más convincente que les hemos visto las últimas temporadas. Pequeñas licencias como el cambio de Parpignol por un paje de los Reyes Magos o la marcha militar por una protesta popular –de acertada y velada actualidad crítica- redondearon la contemporaneidad en la que quisieron inscribir la acción sin excesos peligrosos. Eso sí, la coreografía en el vals de Musetta fue más una parodia de la propia idea de presentar al personaje como diva a lo Madonna que una apuesta por convertir el número en un pasaje asimilable al cine musical hollywoodiense. Algo en lo que Puccini fue intuitivamente un precursor.
Coro y orquesta
El coro y la orquesta dirigidos por Rubén Gimeno tuvieron una participación convincente en una obra cuyo continuum exige al director suma atención a entradas, la concertación, contrastes rítmicos, las texturas y el juego de parlandi y cantabile. La labor fue correcta sin descarados excesos decibélicos que taparan a los cantantes, aunque faltó algo de organicidad, volada lírica y juegos de tensión que redondearan la fluidez del discurso. Por ejemplo, en la tensión acumulativa del concertante del acto II. Bien preparada la coral infantil a cargo de Laura Obradors.
Protagonistas
El rol protagonista lo encarnó Maite Alberola dentro de un reparto mayoritariamente surgido de esta cantera de voces –que no nos cansaremos de recordar y loar- que son los AAOS comandados por Mirna Lacambra. La soprano volvía a Sabadell con un papel rodado recientemente en otros escenarios y con el que causó efecto en lo escénico. Voz caudalosa, derrochó comodidad y potencia en el aria “D’onde lieta uscì” (Acto III) y una introspección tierna sin llegar a lacrimógena ni excesivamente frágil. Francesco Pio fue un buen partener con una encarnación muy humana enfocada a un Rodolfo juvenil. Su canto mostró un instrumento con la extensión adecuada, intención en el fraseo –algo rudo en los forte-, con mucho fiatto, agudos seguros pero con una emisión engolada que le desvirtúa el timbre y le obliga a colocar algunas notas no siempre en la mejor idónea. Si técnicamente corrige esto, tiene carrera por delante.
Carlos Daza reapareció como Marcello tras algunas temporadas de ausencia en los AAOS: sencillamente soberbio en un papel sin tesitura extrema y en la que lució su evolución como actor y un asentamiento vocal incuestionable con un ensanchamiento del registro central, buena proyección y excelente dicción. La Musetta de Nuria Vilà también fue una grata sorpresa en constante evolución con un registro medio agudo sonoro, bien trabajadas ornamentaciones y logrado carácter pizpireta.
Correctos el Schaunard de Jorge Tello y el Colline de Juan Carlos Esteve, que fraseó su aria “Vecchia zimarra” del acto IV con gusto e inteligibilidad. Por su parte, Xavier Aguilar (Benoit y Alcindoro) afirmó que es una apuesta segura en lo vocal y escénico en papeles secundarios en los que puede encontrar una fuente de especialización. Todo ello sirvió para confirmar lo que reiteramos desde hace años: la importancia de los AAOS para la salud profesional de los cantantes con posibilidades en Cataluña.