21/11/2014 |
Lloc i dia:Teatre Principal de Sabadell. 14-11-2014.
Teatre Principal de Sabadell. 14-11-2014.
Joan Valor, piano.
Juventudes Musicales de Sabadell es una entidad que, como todas las de la cultura, ha de combinar distintas cuerdas y facetas en tensión para equilibrar sus programas. Ello puede generar ciertas discrepancias en cuanto a sus propuestas. La convocatoria ya planeada desde antaño de Joan Valor, artista que ocasionalmente ha visitado las temporadas sabadellenses, es un ejemplo. Y lo es por cuestiones que la rumorología enfatiza con exceso. Dicho esto, el firmante sólo valora la faceta artística que es la única pertinente a su cometido. Por esta razón, hay que valorar el gesto de Joana Soler, presidenta de la entidad, de contar con un artista autóctono y un repertorio agradable, para nada excesivo, a lo presumible tanto técnica como estéticamente.
Joan Valor no es un pianista brillante. Es obvio. Pero es cumplidor, suficientemente correcto y eficaz para aparecer en una temporada como ésta y satisfacer al público con un repertorio accesible. Valor tiene oficio y su actuación reveló una seriedad y estudio que sobrepasan el dilentantismo de las acusaciones más perniciosas. El programa demostraba gusto por la miniatura en la primera parte y un abanico de piezas características, en el que más allá de la pulcritud con que toca, destacó cierta variabilidad de afectos y recursos de las referidas obras. Todas, por cierto, de raíz rusa configurando un abanico del pianismo pequeño-burgués de la segunda mitad del siglo XIX.
En la segunda hubo ejemplos de mayor cohesión en unas piezas de estructura más compleja, tensionada y de exigencia diferente -a veces superior-. Interpretar las transcripciones wagnerianas de Liszt, ni que sean las más asequibles, exigen unas dosis de preparación que se colmaron el pasado viernes. Además no son frecuentes salvo en recitales de las mega-estrellas del teclado, lo que indica que detrás de lo cerciorado por Joan Valor, también hay ese plus de rescatar, ni que sea de manera pasajera, un repertorio hedonista que en su día era moneda de cambio en la difusión doméstica del piano.
Todo ello vino pertinentemente justificado en la sesión previa del ciclo Didáctica de la música del martes anterior. Digan lo que digan, conscientes de lo que se ofrecía, fue un placer. Una opción de abandonarse a escuchar sin compromiso. Y, de vez, en cuando, se agradece.