12/1/2014 |
Lloc i dia:L'Auditori de Barcelona, 11 de gener de 2013
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC).
Obras de Cole Porter, Richard Rogers, Leonard Bernstein, Andrew Lloyd Webber, Irving Berlin y Claude Michel Schönberg.
Cantantes del West-End de Londres.
Dir: Robert Purvis.
La feliz idea de traer el musical a la temporada de la OBC se vio recompensada éste fin de semana con un lleno total de la sala Pau Casals, hecho tristemente inusual estos últimos años. Sin duda ayudó que el programa se repitiera solo dos veces durante el fin de semana, aun así queda patente que el público de Barcelona tiene ganas de éste tipo de repertorio.
La OBC hizo lo posible para que la ocasión fuera memorable, con un programa de gran atractivo y una implicación total, pero no todo salió como debería. Ya fuera por la endiablada acústica de la sala o por la calidad y colocación de los altavoces, el hecho es que la amplificación de las voces resultó nefasta. La molesta reverberación en las voces perjudicó a la inteligibilidad de los textos ya a los cantantes, cuyo sonido contrastaba fuertemente con el de la orquesta, ésta por supuesto sin amplificar. La buena respuesta del público aconseja repetir éste tipo de programas en el futuro, pero se deberá corregir éste problema sin falta.
Tampoco ayudaron demasiado los solistas llegados del West-End Londinense. Todos ellos cantaron de forma irregular, siendo los caballeros los más acertados. Destacaron Ian Virgo y John Addison en las famosas "Maria" y "Empty chairs at empty tables" respectivamente, mostrándose más discretos en otras intervenciones. Adrian der Gregorian impuso su voz en los números de conjunto, especialmente en el solemne "One day More" que cerró el programa. Por su parte las damas no brillaron por su voz. Deborah Myers posee una voz ingrata, especialmente en el registro agudo, del cual sin embargo no tiene reparos en abusar. Difícilmente "el Fantasma" podría interesarse en una voz así, aun así fue ella la encargada de encarnar a Christin Daé en el atractivo número del famoso musical de Webber. Los sobreagudos finales arrancaron ovaciones, pero sin duda también dañaron a más de un oído. Tampoco logró emocionar en "I dreamed a dream", a pesar de mostrar una mayor implicación. Louisa Lydell cumplió correctamente, en parte gracias a sus dotes de actriz. Su fraseo e intención compensaron ciertos problemas de afinación en algunos momentos. A ella le toco encarnar a Eva Perón en la celebérrima "Don't cry for me Argentina", y también destaco muy por encima de sus compañeros en el número "America" de West Side Story.
Robert Purvis dirigió con corrección a pesar de algunas dificultades para controlar o seguir a los solistas, que no parecían prestarle mucha atención. Supo dotar de ritmo y color a la orquesta, en especial en la obertura de "Kiss me Kate" que marco el inicio del concierto. La OBC sonó espléndidamente, tanto en las orquestaciones más discretas como en las más brillantes. Claramente fue un lujo para los solistas y el director poder actuar junto a una orquesta como la OBC, y no al revés. Parte del público también debió entenderlo así, puesto que los aplausos se reanudaron con fuerza cuando los solistas ya habían abandonado el escenario definitivamente y solo quedaba parte de la orquesta.
En resumen, un éxito rotundo que, si se aprende de la experiencia y se toman las medidas oportunas, puede ser aún mayor en futuras ocasiones.