14/8/2021 |
Programa: Andrè Schuen y Daniel Heide
Lloc i dia: Santa Maria de Vilabertran
https://www.lavanguardia.com/cultura/20210814/7661653/andre-schuen-heredero-lied-schubertiada-baritono-winterreise.html
De vuelta a la canónica románica, la Schubertíada se resarce de todo experimento fallido
Al lied lo que es del lied: no solo sus intérpretes sino sus espacios. Pues no es casualidad que sea una canónica entrañable como la de Santa Maria de Vilabertran la que escogió como santuario la Schubertíada cuando hace tres décadas inició su andadura. El regreso a esa nave románica ayer, segundo día de la 29.ª edición de este festival que se debe a su prestigio (dentro y fuera de Catalu-nya), hizo olvidar el experimento que puso en práctica el barítono alemán Matthias Goerne en el concierto inaugural del jueves, cantando desde la tribuna del órgano de la basílica gótica de Castelló d’Empúries, lo que con una acústica deficiente y muy reverberante impidió disfrutar del repertorio bachiano y brahmsiano.
Concierto de Matthias Goerne en la Shubertiada en Castelló d’Empuries. Pere Duran / Nord Media
Anoche era el momento de resarcirse justamente con el heredero de la corona que aún lleva puesta Goerne, astro indiscutible del lied. El tirolés Andrè Schuen regresó a la cita con el Empordà, una plaza en la que comienza ya a ser habitual con Winterreise en la alforja, el invernal ciclo de Schubert con el que concluía las sucesivas entregas en Vilabertran.
El público sostuvo el aliento durante un minuto al final de ‘Winterreise'... antes de ovacionar al barítono tirolés
Schuen es un señor de los Alpes italianos con una sensibilidad finísima, que sin pretender ser innovador –y teniendo en cuenta su juventud (37 no son tantos cuando se trata de Schubert)– da un paso más en la profundización de la poesía.
“Sin la poesía no habría Winterreise ”, recordaba ayer Jordi Roch, el “presidente” de la Schubertíada, como lo llamaba cariñosamente el pianista de la velada, Daniel Heide. Roch contaba justamente una anécdota sobre cómo Schubert descubrió la poesía de Wilhelm Müller, autor de los textos de su principales ciclos. El compositor austriaco, que entró en un colegio de élite por su condición de músico, había quedado con un amigo al que estaba esperando cuando descubrió los poemas de Müller en la revista Urania , que los editaba en fascículos. Se exaltó tanto leyéndolos que se metió la publicación en el bolsillo y desapareció sin esperar al colega. Ese texto era La bella molinera .
Pues bien, si Schubert tiene en vena esa vertiente poética, también vibra en esa misma frecuencia su nuevo defensor, el señor de la montañas apellidado Schuen. Lo demostró ya en ediciones anteriores con esa Bella molinera . Pero fue ayer cuando su voz cálida, timbrada y directa dejó ver un auténtico viaje invernal de juventud, al tiempo que Heide demostraba su habilidad para traspasar la partitura. Tras el último lied, Der Lieiermann (El organillero), el público guardó prácticamente un minuto de silencio... para regalar luego cinco minutos de bravos puesto en pie.