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Enquesta

La Tercera de Mahler per Zubin Mehta al Palau

De las tinieblas a la luz

19/9/2004 |

 

ZUBIN MEHTA
Obra: 3.ª sinfonía, de Mahler
Intérpretes: M. Lipovsek, Bayerische Staatsorchester, Orfeó Català, coro infantil del Orfeó Català
Director: Zubin Mehta
Lugar y fecha: Temporada Palau 100. Palau de la Música. Catalana (14/IX/2004)

La 3.ª sinfonía de Mahler es una obra ansiosa, que en su cuarto movimiento y a través de un fragmento del Zaratustra de Nietzsche invita al hombre a una dionisiaca marcha hacia la luz. Un poco de eso es lo que le ocurrió a Zubin Mehta, que empezó a dirigir la partitura con nebulosas y sin que las ideas salieran de las tinieblas. Los músicos de la orquesta bavaresa iban respondiendo, con aciertos, pero sin importarles demasiado lo que tenían entre manos. Y después se hizo la luz.

La voz de terciopelo de Marjana Lipovsek y los efectivos de las secciones femenina e infantil del Orfeó Català dieron las primeras muestras de que allí podrían cambiar las cosas, como así fue. Mehta, acostumbrado a buscar el efecto antes que el discurso, pareció darse cuenta en el cuarto movimiento de que había que alterar el rumbo. Y Mahler terminó sonando a Mahler: fue en el quinto y el sexto movimientos cuando el director indio, que dirige de memoria y con gesto claro y preciso, terció a favor del discurso.

Está claro que una obra como la que comentamos no se improvisa, sobre todo si ya se ha interpretado en anteriores ocasiones (el domingo se oyó en Madrid), pero la velada constató que Mehta se sincera a través del lirismo de los compases de la segunda mitad de la partitura antes que en los contrastes de sus primeros movimientos. Porque es en aquéllos donde consigue lo que se propone, sobre todo si se encuentra ante músicos de primera categoría.

Los deslices ocasionales no desvirtuaron una versión que, si no fue antológica, no defraudó: los vítores y bravos del final constataron que Mehta y los instrumentistas alemanes convencieron a un público nada fácil de contentar. Asimismo, la preparación de los efectivos corales, que se enfrentan a unas páginas breves pero intensas, tuvo su recompensa en los merecidos aplausos, igualmente generosos para una Marjana Lipovsek que hemos oído en mejor forma pero que estuvo a la altura de las circunstancias.
Jaume Radigales
La Vanguardia