Después de disfrutar durante varias temporadas de la espectacular producción de Del Monaco para el Teatro Real se presentó en el Liceo esta ya clásica y aplaudida propuesta proveniente de la English National Opera (ENO). Una producción dirigida por el laureado Jonathan Miller que ofrece una lectura más intimista y algo fría de esta popular ópera pucciniana y que dejó un sabor algo agridulce, ya que se trata de un trabajo teatralmente muy inspirado, con una escenografía interesante, pero que al situar la buhardilla de los bohemios a la altura de un piso gana en realismo pero distancia a los personajes del público. Este distanciamiento añadido a una escenografía demasiado británica, por fría y gris, se sumó a un reparto no del todo efectivo. Así el Rodolfo de Matthew Polenzani destacó por un timbre bello y homogéneo, sólida proyección canora pero unos agudos en ocasiones algo abiertos y faltos del color e intensidad. La Mimí de Monogarova ofreció una voz demasiado grande y grave, típicamente eslava, que le dio un tono algo frío. Le faltó calidez, expresividad y emoción. El vestuario de los años treinta pero del siglo XX no ayudó demasiado, especialmente el de ella, elegante para una costurera sin recursos . Muy correcto el resto del reparto masculino con especial interés en cuanto al Marcello del expresivo y musical barítono Artur Rucinski, el adecuado Colline del bajo Paul Gay y el Schaunard del barítono David Menéndez. Muy cuidado el Benoìt y Alcindoro de Fernando Latorre. Mientras que la Musetta de Nathalie Manfrino no acabó de cuajar a causa de un registro agudo algo limitado. Marc Piollet ofreció una lectura muy cuidada desde el foso, con detalles de gran clase e interés pero no pudo arrancar una representación memorable ante las limitaciones de escena e intérpretes ya comentadas.