'El capvespre dels déus', darrer capítol de l'Anell, al Liceu
Glorioso final
25/5/2004 |
El ocaso de los dioses
De Richard Wagner. Intérpretes: John Treleaven, Deborah Polaski, Falk Struckmann, Matti Salminen, Günter von Kannen, Elisabete Matos, Julia Juon, Leandra Overmann, Cristina Obregón, María Rodríguez y Francisca Beaumont. Coro y Orquesta del Liceo. Director musical: Bertrand de Billy. Director de escena: Harry Kupfer. Producción de la Deutsche Staatsoper Unter den Linden de Berlín. Teatro del Liceo. Barcelona, 23 de mayo.
El Liceo ha superado el mayor reto al que puede enfrentarse un teatro de ópera, El anillo del nibelungo, el monumental ciclo wagneriano que Bertrand de Billy ha cerrado con una intensa y emocionante versión de la jornada final, El ocaso de los dioses, último jalón, también, de su etapa como director musical del teatro. Al final de la larga representación, tras casi cinco horas de duro trabajo en el foso, los músicos de la Orquesta del Liceo salieron al escenario en justa recompensa al esfuerzo realizado. La explosión de júbilo del público fue el mejor premio a la culminación de una ambiciosa empresa.
Se acertó al escoger la producción de Harry Kupfer, procedente de la Deutsche Staatsoper de Berlín, una de las más logradas de las últimas décadas. Se acertó también con las voces, con un equipo de cantantes digno del Festival de Bayreuth. Frente a esas jugosas bazas, la Orquesta del Liceo se jugaba mucho en este proyecto.
Al margen de los aciertos y desaciertos individuales, se consiguió un digno equilibrio orquestal, con una cuerda que mantuvo un sonido carnoso en buena parte de la representación. Dos voces llevaron el peso de la historia. El bajo Matti Salminen se adueñó del escenario en una extraordinaria interpretación del malvado Hagen, de incisivo fraseo, poderío vocal y certera intención expresiva. Deborah Polaski fue de menos a más: su Brünnhilde fue ganando en emoción e intensidad dramática hasta culminar con una escena de la inmolación de enorme fuerza. Mantuvo el tipo el tenor John Treleaven como Sigfrido, aunque pasó muchos apuros. Falk Struckman fue un Günter de lujo, al igual que Günter von Kannen en su modélico Alberich. Más irregular, aunque con momentos espléndidos, Elisabete Matos en su doble cometido de Gutrune y Tercera Norna, y correctas, sin más, Julia Juon (Waltraute y Primera Norna) y el resto de voces femeninas.
Javier Pérez Senz
El País