16/12/2013 |
Lloc i dia:L'Auditori de Barcelona, 14 de octubre de 2013
L'Auditori, 14 de diciembre de 2013
Katia y Marielle Labèque, piano
Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya
John Nelson, director
Britten: Sinfonía Simple para orquesta de cuerda, op. 4.
Mozart: Concierto para dos pianos y orquesta nº10 en Mi bemol mayor KV 365.
Beethoven: Sinfonía nº5 en Do menor, op. 67.
Es saludable para una gran orquesta sinfónica interpretar obras de menor formato, eso permite trabajar el sonido y la cohesión de las distintas secciones, mejorando así el rendimiento del conjunto. Quizá escoger la temprana Sinfonía Simple para orquesta de cuerda no parece la mejor elección durante el centenario de Benjamin Britten, dadas las obras maestras que figuran en el catálogo del compositor inglés. Sin duda fue una maravillosa excusa para que el director John Nelson trabajara a fondo con la reducida orquesta, consiguiendo un color y una consistencia ideales, que luego repercutirían positivamente también en las obras de Mozart y Beethoven. Su cuidada dirección hizo aflorar con transparencia y naturalidad toda la musicalidad que encierra esa pequeña obra de juventud.
En la segunda obra del programa las hermanas Katia y Marielle Labèque tomaron el protagonismo con una interpretación poco fluida y algo desequilibrada del doble concierto para piano de Mozart. El público aplaudió la exhibición de las hermanas, pero se echó de menos la elegancia y musicalidad que orquesta y director nos habían brindado apenas media hora antes. Poco importa eso, los expertos en marketing saben hacer su trabajo y no se interesan por esas nimiedades.
La segunda parte del concierto consistía en la que probablemente sea la sinfonía mas popular de todo el repertorio. Nos referimos por supuesto a la Quinta sinfonía de Beethoven. Es complicado dejar huella con una obra tan popular que cuenta con multitud de grabaciones reverenciadas. Cualquier lectura excesivamente prudente está condenada al fracaso, pues el espectador conoce de sobra el contenido musical y busca sorpresas y novedades. Nelson optó por una interpretación conservadora en su justa medida, fiel al estilo del compositor de Bonn pero sin renunciar a su visión personal. Planteó una Quinta enérgica, de tempo ágil y sonido limpio pero contundente, que mantuvo en vilo al oyente desde los inquietantes acordes iniciales hasta el estallido final. La discreta intervención de las solistas cuyo nombre ocupaba la portada del programa quedó así olvidada, confirmando la sensación de que el titulo del concierto merecía ser el que encabeza ésta crónica.