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Enquesta

La ciudad de los prodigios musicales

14/6/2018 |

 

Una colega que cuida estupendamente su forma se quedó sorprendida al pasar corriendo el pasado domingo por la mañana delante del monasterio de Pedralbes y ver la cantidad de gente que se disponía a entrar a la iglesia. El mismo día, por la tarde, una amiga tuvo que dar media vuelta al ver la larguísima cola ante la puerta de la catedral de Barcelona, tan larga, que daba la vuelta a la plaza (que no es pequeña, por cierto).

Los mañaneros iban a misa, sí, pero a una misa cantada que era la ‘Missa brevis’, de Leonard Bernstein, de quien se conmemora este año el centenario de su nacimiento. Los vespertinos iban a un concierto de música religiosa de W. A. Mozart en el que se interpretó su ‘Rèquiem’ y unas ‘Vísperas’.

Si tanta afluencia parece asombrosa, lo realmente prodigioso es que en Barcelona se hayan creado dos formaciones corales profesionales de muy alta calidad musical para acompañar la liturgia en una ciudad y un país donde esta tradición había dejado de existir. Y que además vivan sin financiación pública.

El coro Barcelona Ars Nova que dirige Mireia Barrera, creado en el 2012, acompaña unos seis oficios religiosos al año en la iglesia de Pedralbes y en la de los santos Justo y Pastor. Su repertorio está centrado en la polifonía religiosa de los siglos XV al XVII (Lassus, Morales, Victoria, Lobo, Palestrina, Monteverdi…), pero no rehúye la música del siglo XX, como hizo en una temporada anterior con una misa de Igor Stravinsky o ahora con la citada obra de Bernstein, una interpretación que Barrera cree que puede tratarse del estreno de esta obra en Catalunya.

Estas misas polifónicas son el resultado de una iniciativa totalmente privada, impulsada en su día por el malogrado editor Jaume Vallcorba, el director Josep Pons, el biblista Armand Puig y el financiero Eusebi Díaz-Morera, y se sustenta mediante donaciones particulares y a través de la Associació d’Amics de les Misses Polifòniques.

El coro de la catedral
El Cor de Cambra Francesc Valls de la catedral de Barcelona, que dirige Pere Lluís Biosca, tiene un historial más extenso. Este año celebra su 15º aniversario. Y su trabajo es mucho más intenso. Anualmente participa de forma regular en más de 70 misas y ceremonias. En su repertorio de motetes y cantos polifónicos habituales según la liturgia del día, incluye también obras que son resultado de la recuperación del patrimonio musical de autores vinculados a la catedral como Francesc Valls (1671-1747), que da nombre a la formación, y que fue maestro de capilla en la seo.

Esta formación es fruto de la voluntad del cabildo catedralicio de disponer de una formación vocal para acompañar la liturgia y tampoco depende de ninguna institución pública. Ahora está de celebración de estos ricos 15 años de vida. El concierto del domingo con la música de Mozart interpretada por el coro, la orquesta Camera Musicae y los solistas Irene Mas, Gemma Coma-Alabert, Roger Padullés y Sebastià Peris dirigidos por Salvador Mas, formaba parte de este aniversario y su éxito de público sorprendió a los organizadores.

A la mañana siguiente me enteré de que Eli, la peluquera que me corta el pelo, tenía mucha ilusión por asistir al concierto. Espero que hubiera podido entrar porque valió la pena. En Pedralbes estaba Eduardo Mendoza, autor de ‘La ciudad de los prodigios’. Lo que están haciendo el Barcelona Ars Nova y el Cor de Cambra Francesc Valls también es sin ninguna duda un prodigio.

Rosa Massagué
El Periódico de Catalunya