El compositor Franz Schubert fue una de las personas que portó sobre sus hombros el féretro de Ludwig van Beethoven en 1827 y fue enterrado, también en Viena un año después, junto a la tumba del maestro al que veneró toda su vida. “Así lo dispuso y así se hizo. Schubert siempre pensó que su música no tenía mucho porvenir al lado de la de Beethoven y, de hecho, su obra tardó mucho en tener el reconocimiento que se merecía”, explica Jordi Roch, presidente de la Asociación Franz Schubert y una de las almas de la Schubertiada, el festival de Vilabertran que este año cumple 25 ediciones.

Un aniversario redondo para el que se pensó que Beethoven debería ser piedra angular. Y así lo será porque en el festival que arranca mañana será el Cuarteto Casals el encargado de interpretar la integral de los cuartetos de cuerda del compositor alemán. Para los cuatro intérpretes del cuarteto —Vera Martínez y Abel Tomàs (violines), Jonatahn Brown (viola) y Arnau Tomàs (violonchelo)— enfrentarse a esa obra es como “subir el Everest” de la música de cuerda.

“Hace cinco años Roch ya nos decía que lo teníamos que hacer y, al final, así será”, comenta Abel. El cuarteto tiene una larga relación con la Schubertiada. Ellos, que también este año han celebrado otro aniversario redondo, el vigésimo de su creación, no han fallado a la cita veraniega desde 1998. “Con la Schubertiada tenemos un vínculo muy especial”, añade Vera. Y fue entre las paredes de la iglesia Santa Maria de Vilabertran —con una sonoridad muy particular— donde también interpretaron los cuartetos de cuerda de Schubert. “Es más, ahora cuando ensayamos los de Beethoven, los tiempos lentos nos evocan a Schubert”, añade Brown. Para el grupo, Vilabertran será el primer escenario en el que interpretarán la integral de Beethoven, 16 composiciones que las han distribuido en cinco conciertos: “No había más disponibilidad de fechas, así que estarán un poco más comprimidos de lo que haremos en otros conciertos”, añade Vera. A partir de ese bautismo, la formación musical los interpretará en Londres a primeros de septiembre; Lisboa, a finales del ese mismo mes; en el Auditorio de Barcelona (3, 5 y 6 de octubre) para hacerlo más tarde en Berlín y Turín.

“Para nosotros el Cuarteto Casals es casi como de plantilla del festival”, bromea Roch que, ya en serio, añade que un festival como la Schubertiada necesita referentes claros: “y ellos son uno de los más importantes”. Pero no son los únicos porque en la edición de este año volverán a escucharse otros de los intérpretes que comparten con el cuarteto la veteranía en la cita de Vilabertran. No faltará, por ejemplo, el barítono Matthias Goerne (22 de agosto), que debutó en 1994. Como también lo hizo, en 1993, el primer año de la Schubertiada, el pianista Wolfram Rieger que este año abre el festival junto con el joven y reconocido tenor Ilker Arcayürek, con un repertorio de Lieder de Schubert.

“Hace 25 años Rieger era un joven pianista y ahora es un intérprete reconocido en todo el mundo”, comenta el presidente de la Asociación Franz Schubert. Esa combinación de jóvenes talentos e intérpretes consagrados sigue siendo una de las peculiaridades de la Schubertiada y una de las características que son valoradas por un público fiel: “trabajamos para la inmensa minoría”, ironiza Roch que apunta a uno de los jóvenes valores de esta edición: el pianista Mario Mora, el 22 de agosto.